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Greenpeace arroja arrecifes artificiales frente a Málaga para impedir la pesca de arrastre en zona prohibida

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El buque verde

Esta acción -la segunda del Sirius en aguas del Mediterráneo, desde que el viernes de la semana pasada tripulantes de este mismo barco abordaran en el estrecho de Gibraltar al mercante Mediterranean Shearwater, cargado de combustible nuclear irradiadose enmarca dentro de la campaña Mediterráneo 86 para defensa de este mar, que Greenpeace inició hace dos semanas con la visita del Sirius a Sevilla y que finalizará en un plazo (le cuatro meses.La acción de ayer, "estrictamente simbólica", según sus actores, ha ido encaminada a "recordar que la pesca de arrastre está prohibida por la legislación española en profundidades inferiores a 50 metros y que esta norma se incumple continuamente".

También será de utilidad, apuntan los ecologistas, para poner de manifiesto lo positivo de la instalación de arrecifes artificiales, que reúnen la doble virtud de incrementar la productividad de las pesquerías y de servir como efecto disuasorio para la pesca de arrastro en zonas vedadas. Los 40 arrecifes arrojados ayer frente a la costa malagueña están construidos con barriles metálicos rellenos de hormigón y atravesados en cruz por cuatro barras de hierro, que aumentan su estabilidad en el. fondo marino Y su efectividad contra las redes de posibles furtivos.

200 kilos

Cada uno de estos arrecifes pesa alrededor de 200 kilos y han sido construidos por la tripulación del Sirius. Todos ellos, pintados de azul, llevan las inscripciones: "Arrecife artificial para la protección de los recursos pesqueros" y "Si sus redes se han enganchado en este arrecife artificial es porque estaba usted arrastrando en zona prohibida".

Según el calendario de la campaña, esta acción debió haberse realizado durante la tarde del jueves, pero debido a la huelga de estibadores portuarios hubo de postergarse un día, ya que los ecologistas no pudieron conseguir un camión dotado de moto-bomba que subiera el hormigón hasta la cubierta del buque. A pesar de todo, la acción de ayer fue posible gracias a que el comité de huelga de los trabajadores portuarios decidió autorizar la entrada en el muelle del camión hormigonera que abasteció al Sirius.

Tuvo que ser la propia tripulación del barco la que cargara los barriles y los devolviera a cubierta ayudándose de la grúa del Sirius, tarea en la que empeñaron una hora y media en la tarde del jueves. A las seis de la tarde de ese mismo día el buque ecologista abandonaba el puerto de Málaga.

Cuando estructuras como las arrojadas ayer al mar por Greenpeace tocan el fondo marino sirven de hábitat para los peces y otras especies marinas, lo que conlleva un aumento de capturas en esas zonas a cargo de las flotas artesanales, por el efecto aglutinador que ejercen sobre las especies explotables. Igualmente, con la instalación de estos arrecifes se aumenta la biomasa de dichos bancos como consecuencia de la acción disuasoria que se ejerce sobre la pesquería de arrastre.

Su presencia en el fondo favorece también el aumento de la productividab bentónica o fondos marinos en las zonas arenosas, a la vez que protege zonas de alevinaje de especial interés ecológico.

Este tipo de arrecifes ha sido utilizado con éxito por las administraciones pesqueras de Francia, Italia, Estados Unidos y diversos países del Pacífico, así como de la Generalitat de Cataluña en España.

Xavier Pastor, tripulante del Sirius y presidente de Greenpeace en España, biólogo de 35 años de edad, explica: "Tratamos de llamar la atención sobre el hecho de que las medidas de protección de los recursos pesqueros están siendo violadas diariamente en esta zona, a pesar de algunos débiles intentos del Gobierno para evitarlo. Con todo esto querernos demostrar a la Administración, a los pescadores y a la opinión pública que existen métodos constructivos para evitar la sobrepesca y la esquilmación de los recursos pesqueros".

A juicio de los ecologistas, de todos los métodos de pesca Utilizados en el Mediterráneo el del arrastre es el que causa mayor daño a los ecosistemas marinos, ya que las artes empleadas arañan el fondo del mar capturando o destruyendo todo lo que está presente sobre él, bien sean peces, invertebrados o plantas. Algunos barcos, según datos, de Greenpeace, pueden arrastrar sus artes a lo largo de una distancia que puede llegar hasta algo más de 10 millas, barriendo una superficie superior a los 100.000 metros cuadrados.

Tras abandonar Málaga, el buque Sirius se dirige hacia Aliriería para realizar acciones semejantes en contra del uso de la barra italiana o arrastre horizontal en la pesca del coral rojo.

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