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FESTIVAL DE GRANADA

El certamen apuesta por la investigación

El Festival Internacional de Teatro de Granada, inaugurado el pasado viernes 16 con el montaje español 1996, del grupo Movimiento, celebra a lo largo de toda esta semana su cuarta edición, arriesgando y apostando una vez más por espectáculos en una línea de investigación teatral y de vanguardia escénica.

ENVIADA ESPECIAL

La muestra, que ofrece los montajes más renovadores que se producen en este momento, fundamentalmente en Europa, también apoya este año, a pesar de que ese riesgo les haya proporcionado críticas, a las producciones españolas que se encuentran en esta línea. Una línea de renovación que ya de una forma clara y patente se ha convertido en un sello del festival granadino, cuyos organizadores han ofrecido esta cuarta edición a la memoria de Xavier Fábregas, investigador y crítico teatral catalán fallecido el pasado mes de septiembre, que apoyó desde un principio la arriesgada propuesta.La inauguración presentó el único estreno español del festival, ya que la otra producción no extranjera, Negro seco, de Marisa Ares, dirigida por Guillermo Heras, ya se ofreció en Madrid, donde parte de crítica y público atacó duramente el montaje, salvando siempre el correcto trabajo de Ramoncín.

Movimiento, grupo en el que intervienen profesionales de diversas formaciones teatrales de recientes hornadas, presentó 1996 (el mundo del fin del tiempo), un ambicioso proyecto apoyado por diversas instituciones que ha contado con un presupuesto de seis millones de pesetas, cantidad que, si ,se tiene en cuenta lo que ofrecen visualmente encima del escenario y lo que viene siendo usual que gasten los grupos considerados renovadores escénicos, es prudente y nada excesiva.

Fue valorado el interesante trabajo musical realizado por Clónicos y la escenografía de Albert Diederick, pero lo concerniente al trabajo de dirección, al frente del cual se encuentra Carlos Marqueríe, que desde años no abandona el terreno de la investigación, y la dramaturgia de Guillermo Heras, fueron calificados por numerosos profesionales del campo teatral que se encuentran en Granada de pretenciosos. El grupo, eso sí, ha encontrado una nueva línea de trabajo por la que desarrollar diversos procesos de investigación, pero en la que se denota falta de reflexión, carencia de objetivos escénicos, que no plásticos, y ausencia casi total de imaginación que pretenden esconder tras incomprensibles lenguajes supuestamente renovadores. Lo que acudió a Granada no fue más que un trabajo de taller en una fase inicial, que profesionales que llevan años trabajando no se deberían permitir.

Novedad

Para Manuel Llanes, programador de este festival desde su nacimiento, es necesario que una muestra como ésta ofrezca su plataforma para presentar estas nuevas propuestas de trabajo a las que hay que ir dando salida.El segundo espectáculo del Festival granadino fue un impresionante trabajo, que el público recibió con admiración, del grupo holandés Studio Hinderik. La alcantarilla, dirigido por Hinderik de Groot, era un texto inacabado, del director holandés escrito cuando éste contaba 18 años, en el que describe una acera. No es casual el origen marionetístico del grupo, ya que su fuerza radica en la aparatosidad y perfeccionamiento técnico de una escenografía absolutamente inusual y sorprendente, en la que se han invertido 20 millones de pesetas que tranlucen en todo momento a lo largo del montaje.

En los próximos días el festival presentará los espectáculos Tarjet, de Bewedgingstheater Bart Stayf, de Holanda; el esperado El raíl, de los canadienses Carbone 14, así como Incident, de los belgas Epigonenteater, los marionetistas brasileños Pas de Deux y el polémico montaje de los franceses Royal de Luxe, El muro de luz o la demi finale a waterclash.

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