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Los países del Grupo de Contadora piden a Estados Unidos que deje de apoyar a la 'contra'

ENVIADO ESPECIAL, Los presidentes y jefes de misiones especiales de los países del Grupo de Contadora -México, Colombia, Venezuela y Panamá- y del Grupo de Apoyo de Lima Argentina, Brasil, Perú y Uruguay-, asistentes en San José a la toma de posesión del nuevo presidente de Costa Rica, Óscar Arias, han hecho un llamamiento a EE UU para que "cese el apoyo a las fuerzas irregulares que actúan en la región" centroamericana. Además, los representantes de Contadora y del Grupo de Apoyo "exhortan" a EE UU a que "profundice los signos alentadores transmitidos" y los "haga efectivos".

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La toma de posesión del nuevo presidente de Costa Rica, el abogado de 44 años Óscar Arias, congregó en San José a cinco presidentes (Colombia, Panamá, Argentina, Perú y Uruguay), dos cancilleres (México y Venezuela) y el representante de Brasil, todos los países integrantes del Grupo de Contadora y el de Apoyo.La firma del Acta de Paz de Contadora se ha convertido en una carrera contra reloj, que tiene fijada como meta el próximo 6 de junio, fecha señalada para llegar a un acuerdo definitivo. Al núsmo tiempo, Parece emprendida una partida de póquer -entre las partes implicadas para ver quién cede antes en sus posiciones.

Con motivo de la toma de posesión de Arias, y aprovechando la ausencia de representantes significativos de Nicaragua, se habían puesto en marcha intentos de hacer una declaración para dejar en evidencia al régimen de Managua.

La insistencia del vicepresidente de EE UU, George Bush, en recalcar la ausencia de los representantes de Nicaragua en la fiesta de la democracia costarricense pone de manifiesto la intención norteamericana de trazar una lína de separación y dejar aislado al régimen de Managua en el papel de malo de la película.

Proyectos de la declaración que se filtraron a la Prensa costarricense en vísperas de la toma de posesión daban cuenta de propuestas que trataban de fijar a Nicaragua un plan escalonado de dos años para llegar a un establecimiento de la democracia en el país. Todo esto tenía un tufillo de juicio en ausencia del acusado. Desde la llegada a San José de los mandatarios de los países de Contadora y del Grupo de Apoyo se palpaba que tal declaración no tenía posibilidades de lograr un consenso.

Los países centroamericanos, Honduras, El Salvador y los anfitriones costarricenses, no habrían tenido problemas en firmar un documento que emplazaba a los sandinistas.

El presidente de Guatemala, Vinicio Cerezo, tiene una postura más comprensiva hacia Nicaragua y, además, está empeñado en que salga bien el encuentro de todos los presidentes de los países del istmo centroamericano, incluido el nicaragúense Daniel Ortega, el próximo 24 y 25 de mayo, en Esquipulas (Guatemala).

Estrategias cruzadas

En San José se cruzaron estos dos últimos días las estrategias de Estados Unidos -aislar y condenar a Nicaragua- y la de los países de Contadora y Grupo de Apoyo -buscar una salida a la crisis de la región con un acuerdo que englobe a todas las partes implicadas-. En la partida que se jugó en San José, los de Contadora y el Grupo de Apoyo se apuntaron una baza al adelantarse con un comunicado categórico y orientado, sobre todo, al hermano mayor norteamericano, allí presente.

"Es indipensable poner de manifiesto la capacidad de América Latina para resolver sus propios problemas", dice el punto uno. "Es imperativo" concluir con la mayor brevedad el Acta de Contadora, añade el punto segundo. El punto tercero expresa que "es imprescindible que se observe rigurosamente el principio de no intervención en los asuntos intemos de los países de la región". Sin nombrar expresamente a Estados Unidos, porque la declaración habla de "uno de los países con vínculos e intereses en la región", se urge al "cese del apoyo a las fuerzas irregulares que actúan en la región" y se exhorta a uno de dichos países a que "profundice los signos alentadores transmitidos a este respecto en la presente ocasión, haciéndolos efectivos".

Los "signos alentadores transmitidos" por Estados Unidos parecen ser la disposición a aceptar una entrada en vigor de las disposiciones del Acta de Contadora de forma "global, simultánea y verificable". Así lo declaró Bush.

Sin embargo, a pesar de las afirmaciones de apoyo a Contadora, Bush no quiso comprometerse y volvió a dejar abiertas todas las opciones sobre la posibilidad de mantener fuerzas estadounidenses en la región, incluso después de la firma del acta.

En una conferencia de prensa celebrada pocos momentos antes de regresar a su país, el vicepresidente norteamericano declaró que la estancia de tropas de EE UU dependía de la voluntad del Gobierno hondureño. "No estaríamos si no lo pidiese el presidente Azcona", dijo, y agregó: "Respetamos su soberanía".

La interpretación de las palabras de Bush induce a pensar que a pesar de la firma de Contadora, Estados Unidos podría luego acordar por su cuenta con Honduras el mantener o desplazar allí a sus tropas. Los pretextos serían bastante fáciles de construir en una frontera tan larga e incontrolable como la que separa Honduras de Nicaragua.

Al mismo tiempo que Bush dejaba estas opciones abiertas, el embajador de EE UU en Tegucigalpa, John Ferch, afirmaba que las tropas norteamericanas se retirarán si se llega a firmar el Acta de Contadora.

La ceremonia de la confusión persiste y en ella el papel más desairado le tocó interpretrarlo al flamente nuevo presidente de Costa Rica, Óscar Arias, que se quedó sin declaración de San José y casi olvidado en el día de su toma de posesión presidencial, desplazado del centro de interés ante la prioridad de los temas de la política en toda la región centroamericana.

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