Miterrand nombrará hoy un primer ministro de las filas de la derecha

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La Asamblea para la República (RPR) y la Unión para la Democracia Francesa (UDF) no han logrado, por sí solas, la mayoría absoluta (tendrán 277 o 278 escaños, 11 o 12 menos de los necesarios), pero podrán controlar el Parlamento con el apoyo de los 14 diputados independientes de derecha, sin necesidad de coligarse con el Frente Nacional.

Los resultados de los comicios han sido más apretados de lo que preveían los sondeos, que habían anunciado una cómoda victoria de la oposición de centro-derecha. Los porcentajes de voto indican, sin embargo, que el conjunto de la derecha, incluido el Frente Nacional, representa hoy día en Francia alrededor del 55% del electorado.

Los franceses han llevado su refinamiento hasta el límite. No se podía imaginar un mensaje más claro: unos y otros están condenados a la coexistencia pacífica", escribía ayer Serge July, director del diario Libératión.

Lo justo del escrutinio hizo que los resultados definitivos no se supieran con certeza hasta primeras horas de la tarde de ayer. Pasada la incertidumbre, y, seguros ya de que contaban, gracias a los independientes de derecha, con la mayoría absoluta, el RPR y la UDF decidieron actuar con rapidez para no dar la impresión de que dejaban completamente la iniciativa en manos del presidente. Jacques Chirac se reunió por la mañana con el comité político del RPR, mientras que Jean Lecanuet, presidente de la UDF, convocaba a los principales dirigentes de su coalición.

Jacques Chirac, que jugó fuerte durante la campaña electoral para ocupar el palacio de Matignon, se encuentra en una posición menos favorable de lo que él mismo esperaba, pero sus colaboradores siguen insistiendo en que es "el primer candidato".

La nueva mayoría parlamentaria habrá de que tener en cuenta varios elementos, entre ellos la relación de fuerzas entre el RPR y la UDF. El partido de Chirac ha obtenido 150 o 151 escaños, mientras que la coalición giscardiana consiguió 127, lo que supone un buen tirón de los centristas, que exigirán en consecuencia un cierto número de carteras ministeriales.

Portavoces del centro-derecha rebatieron ayer vivamente el análisis de los socialistas, según el cual "han quedado en manos del Frente Nacional". "Tenemos la mayoría absoluta sin necesidad de contar con los diputados de Jean-Marie le Pen, y durante la campaña electoral ya dijimos que no nos aliaríamos con ellos", señaló Jean Claude Gaudin, de la UDF. El escaso margen con que contará la nueva mayoría (tres escaños en el mejor de los casos) puede, sin embargo, animar al Frente Nacional, que tendrá su propio grupo parlamentario, a realizar una política de acoso permanente. Le Pen se ofreció inmediatamente a reforzar la mayoría de la derecha "si ésta actúa sin exclusivismos".

Un tercer elemento importante para la UDF será la actuación de Raymond Barre, que se declaró contrario a la coexistencia pacífica con el presidente Mitterrand, y que contará con algunos seguidores tanto en las filas de la coalición como entre los independientes. "Barre se ha convertido, en cierta forma, en el árbitro de la estabilidad del RPRUDF", explicó ayer uno de sus portavoces. Sin embargo, el ex primer ministro liberal ha salido debilitado personalmente de estas elecciones porque la lista que encabezaba sólo consiguió tres escaños en Lyon, frente a los cinco del Partido Socialista que presentó a Charles Hemu, el ex ministro de Defensa, que tuvo que dimitir como consecuencia del escándalo Greeppeace y que, sin embargo, conserva un alto grado de popularidad.

Por último, la nueva mayoria tendrá que vigilar continuamente a los independientes de derecha para evitar una fractura que, por otra parte, intentarán lograr por todos los medios los socialistas, aunque más a medio plazo.

El partido socialista, que tiene que dejar el poder tras cinco años de gobierno, ha presentado sus resultados, sin embargo, como una victoria, puesto que ha conseguido el porcentaje de votos más alto desde su creación, en 1905, con excepción de las elecciones de 1981, cuando salieron favorecidos por el tirón de Mitterrand.

El PS ha recibido el apoyo de aproximadamente el 3 1 % del electorado y se ha consolidado como la primera fuerza política del país.

La nueva Asamblea Nacional, que entrará en funciones el próximo mes de abril, tras la proclamación oficial de los resultados, no contará en sus filas con ningún ecologista. El Partido Verde ha logrado casi un 1,5% de los votos, pero sus dos candidatos no tuvieron la mayoría suficiente para entrar en el Parlamento.

Los resultados electorales de París han ofrecido una prueba más del declive del Partido Comunista, que no ha conseguido ni un solo escaño en la capital. "Los trabajadores franceses", afirmó el líder del PCF, Georges Marchais, "reaccionan con cólera y amargura ante la victoria de la derecha, pero pueden seguir confiando en el PCF para la defensa de sus intereses". LHumanité, diario oficial del partido, ignoró la realidad (un porcentaje de votos próximo al 10%, que devuelve a los comunistas a los años veinte), y tituló PCF: una fuerza que contará.

Un sondeo realizado a la salida de los colegios electorales demuestra que el 61% de los franceses desea que se produzca la anunciada cohabitación.