Una cuarta parte de las salas de cine ha cerrado en los últimos cinco años
Los exhibidores plantean sus problemas a la Administración
Los exhibidores cinematográficos se van a reunir mañana en Madrid para exponer los acuciantes problemas que vive el sector. Según los exhibidores, los datos hablan por sí mismos: en 1980 había más de 4.000 salas cinematográficas en España; en 1984, 3.500, y en 1985 esta cifra ha descendido considerablemente y podría situarse en las 3.000 salas. En 1980 asistieron al cine más de 175 millones de espectadores; en 1984, 118 millones, 57,5 millones de espectadores menos. Estos datos generales fueron confirmados por Ramón Cercós, subsecretario del departamento de Protección al Cine del Ministerio de Cultura, y por Ramón Pérez Bordó, presidente de la asociación de distribuidores.
"La raíz del problema es el exceso de protección al cine nacional, que crea un problema de financiación muy grande, ya que todas las ramas se ven forzadas por la producción", dice Moisés Olmos, exhibidor con largos años de experiencia y uno de los principales promotores de la reunión de mañana. Para el exhibidor, que ha trabajado en pequeñas poblaciones, "si la película protegida no es comercial, quien lo paga es el exhibidor".Más que una lucha entre exhibidores y distribuidores o distribuidores y productores, o de los tres estamentos entre sí, el pronblerna se plantea como una lucha entre grandes y pequeñas empresas. "Si yo consigo el E. T. de turno", dice el presidente de la Asociación de Distribuidores, "y quiero darlo en la Gran Vía, tengo que aceptar las condiciones que me exija el exhibidor". La asamblea ha sido promovida por los pequeños exhibidores.
Una de las principales reivindicaciones de los exhibidores es la reducción del porcentaje que percibe el distribuidor en la explotación de una película, que en ocasiones llega al 70%. Los exhibidores quieren que, como en Francia, el porcentaje fluctúe entre el 30% y el 50%. "Estos márgenes tan elevados se dan sólo en las siete distribuidoras grandes, las multinacionales, pero no lo hacemos el resto. Lo que no podemos hacer es perder dinero, pero reducimos los porcentajes en muchas ocasiones", dice Pérez Bordó.
El subsecretario de Protección al Cine, por su parte, manifiesta que se trata de un problema muy difícil: "Estamos en un mercado libre".
De las aproximadamente 3.000 salas cinematográficas que funcionan en España, los siete grandes de la distribución no se ocupan más que de 800, donde los costes son rentables. "El resto debe sobrevivir alquilando lotes en los que algunas películas llenan la sala, pero otras no", dice Olmos. Los exhibidores, de todas formas, no están contra la política de lotes -"es lógico que quieran dar salida a todos sus productos"-, pero exigen "mayor flexibilidad".
En ocasiones, de diez películas, dos son de éxito y dos pueden ser explotables, pero las cintas restantes las deben pagar para no proyectarlas. "Es cierto que se trata de un abuso en ocasiones", dice Pérez Bordó "pero tengo que arropar un buen filme con otros que si no no tendrían salida, y nadie les obliga a contratar el éxito de la temporada". La recopversión de las grandes y costosas salas de exhibición en pequeños multicines, mucho más rentables, es para Olmos "posible en grandes ciudades, pero muy dificil en las pequeñas, y no digamos en los pueblos".
Los exhibidores quieren plan tear a la Administración su acu ciante situación. "Con la aplicación del IVA se han reducido nuestros impuestos en un 50% que nos hizo ver el futuro con es peranza; pero si este margen no lo están quitando por todos los sitios y los ayuntamientos dan cine gratis en Navidades, que es cuando obtenemos algún beneficio, estamos en la ruina".
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