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El duque de Alba desmonta en Flandes la leyenda negra sobre su antecesor

Andrés Ortega

Jesús Aguirre, en su primer viaje a Flandes como duque de Alba, expuso el humanismo de su predecesor en el título, el tercer duque, y desmontó la leyenda negra que rodeaba al histórico personaje. "La leyenda negra no es sólo la creación de la aportación flamenca. La aportación más importante viene de España, el problema lo tuvimos con nosotros mismos" dijo. Pero si el fantasma del duque de Alba (o Alva, como escriben los flamencos) se ha ido esfumando de la historiografía moderna, ahora ha resurgido en los comics.

Jesús Aguirre no dejó de asombrar a la audiencia y a los participantes ayer sábado en el coloquio sobre El Gran Duque de Alba, celebrado en el Instituto de Estudios Hispánicos de Amberes, al afirmar que "el contacto conflictivo entre borgoñones y españoles no comienza con la llegada del duque de Alba a Flandes (en 1567), sino con la llegada a España de Carlos de Flandes, príncipe extranjero o extranjerizante", que aplastó la rebelión comuner a en Castilla.Para el actual duque, la leyenda negra española ha servido también como seña de identidad para afirmar la independencia de Bélgica y de los Países Bajos, algo en lo que coincidieron algunos de los participantes. Lieve Behiels, profesora de la universidad de Gante, ha examinado unos 80 manuales de historia utilizados en la enseñanza belga entre 1843 y 1986, y los aspectos negativos superan ampliamente a los positivos en cuanto a la caracterización del duque de Alba: 19 menciones de "cruel" frente a 5 de "intrépido". Pero, como mantuvo Aguirre, buena parte de estos manuales son del siglo XIX, de la epoca de la historiografía nacionalista, hoy superada.

"Nada hay que sea meramente pasado, porque tampoco nada hay sucedido del todo", dijo el actual duque, para el cual "tienen las épocas sus preferencias, sus afinidades electivas para con épocas que parecen haber pasado".

Las intervenciones de los expertos (la citada Behiels; Gustav Janssens, jefe del Archivo de Bruselas; Bartolomé Bennassar, de la universidad de Tolouse; Evi Stols, de la de Lovaina, o Robert Verdonk, de la universidad, de Amberes) se centraron sobre la época en que el duque de Alba fue gobernador en Flandes con sus 10 millares de soldados, entre 1567 y 1573. La leyenda negra ha dado ya paso a una historia más reposada. "¿Qué fantasma conjuramos?" preguntó Behiels. "El duque de Alba no es culpable de la ruina del país en 1567-1573", aseguró Janssens. Alba ya no es directamente relacionado con el sistema de la Inquisición española (frente a la más laxa Inquisición pontifical). Su sucesor como gobernador, Luis Requesens, utilizó en su propio provecho la mala imagen del duque de Alba.

Pero Jesús Aguirre, con un verbo siempre ilustrado, esbozó una imagen menos conocida del tercer duque de Alba, el de formación humanista, amigo de Garcilaso de la Vega y de otros poetas, el amante de la paz, que no el pacifista, y, sobre todo, el hombre que llevó a cabo diversas acciones en los Países Bajos, hostigado por el partido enemigo en Madrid, el de Antonio Pérez, "traidor con anhelos de sueldo", y la princesa de Éboli, "alma tuerta".

Grandeza

"Nadie puede negarle grandeza al Gran Duque", dijo Jesús Aguirre, del que el organizador del coloquio, el profesor Jacques de Bruyne, lamentó que no fuera catedrático. Jesús Aguirre sonrió y con las manos pareció decir: así es la vida, pero sin lamentaciones.La leyenda del duque de Alba puede estar retrocediendo, pero ha saltado ya al mundo de los comics. El flamenco Willy Vandersteen ha reeditado su Fantasma español (de 1948) dedicado al duque de Alba. Vandersteen publicó recientemente un primer tomo de Los mendigos: Los siete cazadores, donde aparecen el duque y personajes menos históricos como J.R., de Dallas, o Alexis, de Dinastía. Un tercer comic de reciente aparición (Peste en palacio, de Guido van Meir y Jan Bosschaert, 1983), de sátira política, tiene al duque de Alba como presidente del Tribunal de la Sangre y al actual ministro de Asuntos Exteriores, Leo Tindemans, como teólogo de la corte.

Verdonk comparó el ejército del duque de Alba, formado por 10.000 soldados de diferentes naciones, con "una especie de OTAN". Los oficiales eran plurilingües, pero los soldados se organizaban sobre grupos monolingüistas.

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