Reagan aumenta un 8% los gastos de defensa y congela los sociales
Ronald Reagan presentó ayer al Congreso un presupuesto de casi un billón de dólares, 994.000 millones de dólares (equivalentes a unos 149 billones de pesetas), para el año fiscal 1987, con una drástica reducción de los gastos sociales y un aumento real del 8% de los gastos de defensa, que se elevan hasta 320.340 millones de dólares (unos 48 billones de pesetas), de los que 311.600 millones pretenden asignarse directamente al Pentágono. La polémica Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), conocida popularmente como guerra de las galaxias, recibe 4.800 millones de dólares (unos 720.000 millones de pesetas).
Con esta suma, que representa un 75% más que la presupuestada este año para el sistema de defensa espacial, la SDI se convierte en la máxima prioridad militar de Estados Unidos y en el mayor programa de armas del Pentágono. Reagan inicia así su sexto año de rearme, atenuado el pasado ejercicio, con la idea de que este presupuesto actuará como un incentivo para la negociación con la URSS.El presupuesto prevé un déficit de 143.600 millones de dólares (unos 21 billones de pesetas), inferior a la cantidad fijada como techo por la legislación Gramm-Rudman, que persigue lograr un presupuesto equilibrado para 1991. El presupuesto del año fiscal 1986 fue de 979.900 millones de dólares (unos 147 billones de pesetas), con un déficit de 202.000 millones de dólares (unos 30 billones de pesetas). El presidente calificó de "mínimo necesario" el presupuesto militar, y el jefe del Pentágono, Caspar Weinberger, dijo que es "razonable", y que está justificado por "la continua y creciente amenaza militar soviética".
Sin embargo, para los demócratas y algunos republicanos en el Congreso, el presupuesto es "inaceptable". El presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, Les Aspin, demócrata por Wisconsin, afirmó ayer que la propuesta de Reagan "no tiene ninguna posibilidad de ser aceptada por el Parlamento y estaba muerta antes de llegar aquí".
Pasa a la página 2
La 'guerra de las galaxias', máxima prioridad de Reagan
Viene de la primera páginaExisten serias dudas en la opinión pública acerca de la rentabilidad que proporciona un poderío militar norteamericano con presupuestos tan elevados, y son constantes las noticias sobre corrupción, costes excesivos e ineficacia de los contratistas militares del Pentágono. El presupuesto militar supone un 27% del presupuesto total y algo menos del 7% del Producto Nacional Bruto.
Weinberger defendió que la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) es un programa "caro pero esperanzador, y es la máxima prioridad del presidente". "En cualquier caso", explicó, "es más barato que continuar aumentando las armas ofensivas". El presupuesto total para investigación y desarrollo de nuevas armas es de 41.900 millones de dólares (unos 6 billones de pesetas), y se continúa el desarrollo del arma antisatélite (ASAT). El presupuesto solicitado por Reagan deja en pie todos los sistemas de armas importantes y concede un ligero aumento para el programa espacial.
La fuerza aérea pide 1.400 millones de dólares (unos 210.000 millones de pesetas) para desarrollar el nuevo misil móvil Midgetman, y solicita nuevos cohetes intercontinentales de 10 cabezas nucleares MX. Continúa la modernización de la Marina con el objetivo de contar con 600 barcos de guerra y se presupuesta dinero para un nuevo submarino nuclear Trident y el misil Trident II.
El voluminoso documento presentado ayer es la propuesta del Ejecutivo que ahora deberá ser debatida por el Congreso que, sin duda, introducirá, durante un complejo proceso que durará meses, importantes modificaciones. Reagan no prevé un aumento de impuestos y se considera una tarea imposible cuadrar el fuerte aumento de gastos militares solicitado, combinado con una reducción de los gastos sociales que afecta sobre todo a los programas sanitarios para los pobres y los ancianos sin algún tipo de aumento de la presión fiscal. Fuentes de la Casa Blanca no descartaron ayer algún tipo de aumento de impuestos, a través probablemente de una tasa sobre el petróleo importado, que podría ser aprobado por el presidente antes de fin de año.
Reagan, al presentar ayer su sexto presupuesto, afirmó que producirá "un Gobierno federal más delgado, aerodinámico y más integrado". El presupuesto norteamericano para el año fiscal que comenzará en octubre prevé también la venta de servicios estatales a la iniciativa privada. El presupuesto contiene, asimismo, 16.166 millones de dólares (unos 2 billones y medio de pesetas) para ayuda exterior, un 12,55% de aumento sobre 1986.
El Pentágono solicita 311.600 millones de dólares de autoridad presupuestaria, o sea, la cantidad que puede comprometerse a gastar en 1987, aunque puede pagarse en años sucesivos. Esto significa 33.200 millones de dólares más, un 11,9% superior a 1986, año en que la cifra es de 278.400 millones (casi 42 billones de pesetas).
Esto explica, según Weinberger, la petición de este importante aumento de los cañones en detrimento de la mantequilla. Para el secretario de Defensa, se trata en realidad de un aumento real sobre la inflación de sólo un 3%. Pero ya ayer se desató una enorme polémica sobre los porcentajes, y para los críticos del complejo militar-industrial, lo que pide Reagan es un aumento del 12% para el año fiscal 1987, y un 42% si se tiene en cuenta la proyección del gasto militar hasta 1991. Estas cantidades, explicó ayer Weinberger, servirán para "ganar el impulso que habíamos perdido este año". El jefe del Pentágono admitió que la paz y la seguridad de EE UU y el mundo son caras, pero dijo que la fuerza es un precio que hay que pagar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.