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Tribuna:Violencia en Oriente Próximo
Tribuna
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Policías y soldados patrullan la capital tunecina en previsión de incidentes

Efectivos de la Guardia Nacional y de la policía fuertemente armados controlaban ayer los puntos neurálgicos de la capital tunecina, mientras helicópteros del Ejército sobrevolaban la ciudad y numerosas unidades militares patrullaban por los alrededores y accesos en previsión de posibles incidentes locales a consecuencia del bombardeo perpetrado el martes por la aviación israelí contra determinadas' instalaciones de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Túnez.Dentro de un plan de seguridad especial, adoptado tras una reunión urgente del primer ministro de Túnez, Mohamed Mzali, y los tres ejércitos, el Gobierno tunecino acordó proteger con medios móviles de disuasión las instalaciones norteamericanas en la ciudad, así como otros edificios pertenecientes a representaciones diplomáticas y oficinas de países occidentales.

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Miembros de la Guardia Nacional, provistos de cascos y transmisores, ocupaban, en tanquetas y apoyados en fusiles ametralladores, los puntos neurálgicos de Túnez, transmitiendo una sensación de panico y tensión que no se vivía en esta ciudad desde la denominada revuelta del pan, de enero de 1984, en que carros de combate del Ejército y los mismos blindados que ayer estaban estacionados en la calle tomaron prácticamente la ciudad.

La indignación producida por el bombardeo israelí, calificado a nivel popular como "un acto terrorista" y "una agresión contra la integridad y soberanía nacional de Túnez", era patente en las calles de la capital, donde desde primera a última hora de la tarde se produjeron numerosos brotes de manífestaciones, en las que se gritaba contra Israel, EE UU y los países árabes radicales.

Pese a la aparente calma, en medios occidentales se temía ayer que sectores populares pudieran aprovechar el bombardeo israelí para expresar su oposición, a modo de algarada callejera, al régimen tunecino, ya que este suceso, según los citados observadores, puede incrementar el enrarecido clima interno del país, salpicado en los últimos tiempos de tensiones a consecuencia de la crisis libio-tunecina.

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