Plazos de supervivencia
En otro lugar de estas crónicas de urgencia se hace una radiografía exacta de la situación en que queda hoy este certamen: el festival comienza mañana.
En los 10 días pasados se ha dado un paso difícil, de tránsito, y se ha dado bien. Pero si en San Sebastián 86 se ofrece más o menos lo mismo que en esta edición, el color rosa de hoy se volverá inevitablemente negro.
La organización del festival ha de ponerse a funcionar mañana mismo, para trabajar en este sentido, porque ya no hay más plazos de supervivencia.
El festival de San Sebastián del próximo año puede estar a la misma o mayor altura que antaño alcanzó y esto es perfectamente posible si su organización se pone a la altura de las tareas que tiene por delante, se afila los colmillos y arranca de los festivales internacionales de Berlín, Venecia y Montreal la parte del pastel que le hace falta no para mal sobrevivir, sino para alcanzar la plenitud y hacerles sombra o incluso eclipsarlos.
La directora general del Instituto Nacional de Cinematografía, Pilar Miró con buen criterio, expresó hace unos días el temor de que, a tenor de la selección de este año, se convierta en una simple plataforma para el cine español.
Si así ocurre, en un par de ediciones el deterioro del festival será visible. Las fronteras cinematográficas entre España y Europa se van a romper para siempre el próximo día 1 de enero, en el que España ingresa en la Comunidad Económica Europea. Ante este hecho, la perspectiva de un festival casero sería, de puro ingenua, mortal de necesidad.
En la actual maquinaria del Festival Internacional de Cine de San Sebastián sobran viejos óxidos y falta un timón visible, es decir, una centralización rigurosa de las decisiones, con suficiente independencia del poder político, y que cuente con un presupuesto que permita llevar los tentáculos del festival a todos los lugares del mundo donde se produzcan películas dignas de verse.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.