Documentos vitales sobre el atentado contra Greeenpeace han sido destruidos
SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ, Documentos esenciales de la investigación sobre el caso Rainbow Warrior han sido destruidos, según denunciaron ayer fuentes próximas al nuevo ministro de Defensa, Paul Quiles. Según dichas fuentes, el ministro descubrió que habían desaparecido pruebas nada más hacerse cargo de su despacho, pero, aun así, reunió suficientes elementos como para saber que fueron agentes de la Dirección General de la Seguridad Exterior (DGSE, el servicio de espionaje) quienes hundieron el barco ecologista.
Las nuevas revelaciones añaden todavía más confusión a los hedhos y suscitan otros interrogantes: ¿fueron los responsables de la DGSE (es decir, el almirante Pierre Lacoste y sus colaboradores) quienes, antes de ser destituidos destruyeron los documentos que podían comprometerles, o existió una orden procedente de un nivel político?Quiles ha ordenado a la DGSE que "reconstruya inmediatamente el informe", pero puede darse el caso de que esto resulte imposible y que la ausencia de documentos importantes impida a la comisión parlamentaria de investigación descubrir la verdad, es decir, quién dio la orden de atentar contra el barco de Greenpeace.
Por otra parte, la emisora Europa 1, citando fuentes próximas al Ministerio de Defensa, ha colocado al primer ministro Laurent Fabius en el ojo del huracán del escándalo, al afirmar que fue él quien decidió ocultar la verdad, pese a que fue informado desde el primer momento por el entonces ministro de Defensa, Charles Hernu, de la implicación de los servicios secretos franceses. Medios cercanos a Fabius desmintieron rotundamente la información, calificándola de "tejido de mentiras".
Ataques de la oposición
La confusión en la que parece moverse el Gobierno y el hecho de que todavía no se haya reconocido de dónde partió la orden de hundir el Rainbow Warrior dan pie a que la derecha renueve sus ataques contra el presidente de la República y contra el primer ministro, las dos personalidades sobre las que el Partido Socialista pretendía basar su campaña electoral para las próximas legislativas.
La tensión subió de nuevo con las revelaciones de Europa 1, sobre todo porque proceden, según la emisora, de "fuentes solventes próximas al Ministerio de Defensa". Esto parece querer decir que personas cercanas al antiguo jefe de la DGSE, el almirante Lacoste, no están dispuestas a admitir la versión según la cual toda la responsabilidad del atentado recae sobre sus espaldas y sobre las de Charles Hernu.
El comentarista de Europa 1 asegura que el almirante Lacoste informó a Hernu, y éste, a su vez, a Fabius, y que ambos propusieron al primer ministro negociar con el Gobierno neozelandés para reconocer la culpa, pero evitar en lo posible el escándalo. Laurent Fabius, siempre según dicha versión, se negó en redondo, por considerar que la operación era "inconfesable".
Las fuentes aludidas expresaron también su temor de que, antes de que tome posesión el nuevo jefe de la DGSE, que será nombrado en el próximo Consejo de Ministros, se destruya la documentación capaz de demostrar que Lacoste y Hernu se comportaron de un modo correcto. Curiosamente, pocas horas después, medios próximos a Paul Quiles denunciaban públicamente que el ministro ha encontrado carpetas vacías y que se han destruido "documentos esenciales".
Portavoces socialistas repiten incansablemente que se está producierido una manipulación del caso por parte de la oposición, pero sus protestas tienen poco eco, ante la falta de información oficial y, sobre todo, ante la negativa del primer ministro, Fabius, a señalar a los responsables políticos de la operación.
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