Jacqueline Bisset: "El cine europeo se preocupa más de hacer buenas películas"
"El cine europeo se preocupa más de hacer buenas películas con buenas historias", dijo la actriz Jacqueline Bisset que, tras lograr escapar del rapto de la televisión, pudo acudir con bastante retraso a la atestada nueva sala de prensa del Victoria Eugenia. El calor era agobiante y a la irritación de los presentes se sumaba la de su propia estrella, que entró en el horno secándose el sudor y pendiente de si su maquillaje se le derramaba como cera por la piel.
Un periodista francés -tal vez un enviado del festival competidor de Biarritz- abrió el fuego con bala: "¿Por qué está usted aquí, si no hay ninguna película suya en este festival?". Jacqueline Bisset demostró entonces que es mujer curtida en estos lances. Su cara se transfiguró, pasó de la irritación a la placidez, sonrió abiertamente y dijo un "no entiendo esa pregunta".
Lo de menos es que la pregunta fuese certera e impertinente, ya que Jacqueline Bisset, que comenzó a subir al estrellato con Frangois Truffaut en La noche americana, no necesita como actriz justificación alguna para asistir a un festival de cine. Es de esas mujeres cuya presencia se justifica por sí sola. Desenvuelta, con muchos recursos, tiene altamente desarrollado, como todas las actrices formadas en la dura subida al estrellato de Hollywood, el sentido del propio espectáculo y domina las reacciones que su fama y su belleza producen.
Sin proyectos
"Con los ojos abiertos se aprende mucho". Tal vez esta frase, pronunciada por la actriz a la insinuación del papel del físico, de la belleza, en su trayectoria artística, responda a la idea de su formación. Sí es coqueta, pues no puede evitar esa sonrisa cuando se alude a este aspecto de su carrera. Pero en seguida retorna su distancia.
En este momento de su vida, quizá pasados los 40, Jacqueline no muestra ansiedad por realizar demasiadas obras, a cualquier precio. "No tengo ningún proyecto porque no tengo nada que me apasione en estos momentos".
Habla del cine norteamericano en el que en la actualidad no encuentra demasiado interés. Y con la evocación de Truffaut y la rememoración del rodaje de La noche americana, defiende el cine europeo. "Creo que se preocupa más de hacer buenas películas con buenas historias".
Respecto al director francés François Truffaut, Jacqueline se muestra cálida. "Era el director que mejor conocía antes de empezar a ser actriz. La verdad es que cuando me llamó no me lo podía creer". Su manera de comunicarse con los actores, de dirigirlos y la falta de improvisación en sus obras, fue lo que Jacqueline destacó con más énfasis. "Truffaut me enseñó muchas cosas. Cómo girar la cabeza, cómo caminar; y ésto luego mejoraba mucho la imagen".
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