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La expulsión de 25 británicos daña la imagen de moderación ganada por Gorbachov

Pilar Bonet

La expulsión de la URSS de 25 ciudadanos del Reino Unido, en respuesta a la decisión semejante de Londres que ha afectado a 25 soviéticos, ha provocado indignación y estupor entre los británicos residentes en Moscú. En estos círculos, la medida se contempla como una expresión de dureza situada en los antípodas de la imagen de cordialidad dada por el líder Mijail Gorbachov durante su visita al Reino Unido en diciembre de 1984.

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Un portavoz de la Embajada británica se negó ayer a comentar el daño infligido a la representación diplomática del Reino Unido, de donde se ha expulsado a 18 personas entre diplomáticos (once) y personal de servicio (siete). Otras fuentes señalaban que el Departamento de Comunicaciones, de donde se dan de baja forzosa cinco personas, se verá gravemente afectado por la misma, a igual que el Departamento Consular y la sección política, ya que entre los que abandonan el país hay tres primeros secretarios y un segundo secretario de este departamento.La posibilidad de que el Gobierno de Margaret Thatcher decidiera contestar con una nueva expulsión de soviéticos era objeto de especulación ayer en medios occidentales en Moscú, sin que la Embajada británica hiciera ningún comentario sobre ello. La impresión generalizada sobre los observadores occidentales es que si Thatcher respondiera de esta forma, Gorbachov haría otro tanto y se correría el riesgo de entrar en una cadena que tendría graves repercusiones en las relaciones. políticas de ambos países y en la gestión práctica de las mismas.

Reglas propias

Sobre el daño causado a las relaciones británico-soviéticas por el asunto existen opiniones divididas. Mientras fuentes británicas aseguran que éste es un grave golpe con consecuencias en el clima general Este-Oeste en vísperas de la cumbre de Ginebra otros observadores occidentales opinan que este tipo de asuntos tienen sus propias reglas al margen del clima político general.

Las relaciones soviético-británicas habían mejorado sensiblemente desde hace dos años. La visita de Gorbachov a aquel país constituyó un éxito de imagen del que entonces era miembro del Politburó y secretario del Comité Central, supuesto sucesor de Chernenko. Thatcher, que acudió al entierro de Constantín Chernenko en Moscú tres meses más tarde, dijo de él: "Me gusta Gorbachov. Es un hombre con quien se puede tratar".

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El portavoz de la Embajada británica confirmó la llegada a Moscú de una delegación comercial británica, prevista para ayer por la noche, pero no pudo indicar en qué medida el programa, que incluye encuentros de alto nivel, se verá afectado. La delegación ha sufrido la pérdida de su jefe, el secretario de Estado de Escocia, George Younger, quien renunció a la visita en protesta por las expulsiones.

El portavoz de la embajada británica en Moscú dijo desconocer si la salida del país de los expulsados se efectuará en grupo o individualmente a medida que los 25 expulsados vayan ultimando sus asuntos en la URSS. La Embajada británica quedará así con una plantilla de 32 diplomáticos, mientras la plantilla de la Embajada soviética en Londres es de 33 diplomáticos.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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