Washington y la crisis económica surafricana
El Gobierno norteamericano no pedirá de momento a sus instituciones financieras, públicas o privadas, un esfuerzo para ayudar a Suráfrica a salir de la crisis económica, anunció ayer un portavoz del Departamento de Estado. Sólo si una crisis de pagos de Suráfrica amenazara con afectar al sistema financiero internacional, Washington actuaría más positivamente, y la Reserva Federal, en última instancia, presionaría a los bancos privados para que prestaran a Suráfrica, dijeron fuentes diplomáticas y Financieras. "El mercado está expresando sus propios juicios, realistas en su opinión, votando con sus carteras, y nosotros no podemos intervenir", precisó el citado portavoz.El presidente del Banco Central de Suráfrica, Gehard de Kock, llegó ayer a Estados Unidos para tratar de negociar soluciones a la crisis firianciera de su país mediante un reescalonamiento de su deuda a corto plazo, la apertura de créditos puente o una línea de crédito especial de la Reserva Federal norteamericana asegurada por las reservas de oro surafricanas. Pretoria también puede acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI), donde podría conseguir 950 millones de dólares anuales durante tres años si cumple con las condiciones económicas que le exige este organismo financiero internacional.
De Kock encontró, sin embargo, una reacción sombría tanto en Nueva York, donde mantendrá entrevistas con representantes de la banca privada, como en Washington, donde desea ver al presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker. La Administración parece estar satisfecha de las señales financier-as que está enviando el mundo de los negocios estadounidense a Pieter Botha porque estima que puede ser la única clase de presión que éste puede entender.
La economía surafricana, agobiada por la huida de capitales, la exigencia de los bancos occidentales de que comience a devolver inmediatamente los préstamos y la caída del rand, necesita urgentemente capitales frescos para hacer frente a la crisis. A este panorama se afiade la posibilidad de una huelga, a partir del domingo, en las minas de oro.
Suráfrica tiene una deuda exterior total de 16.500 millones de dólares, de los que 11.500 millones, una proporción demasiado elevada, son en créditos a corto plazo, cuyo pago está exigiendo ahora la banca internacional, asustada por el deterioro de la situación política y social en el país africano. Sólo a los bancos de EE UU, Suráfrica debe 4.200 millones de dólares, y el 84% de esta cifra tiene un vencimiento a 12 meses.
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