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EE UU comienza a admitir que su política de 'compromiso constructivo' con Pretoria es un callejón sin salida

Francisco G. Basterra

Estados Unidos comienza a admitir tímidamente que la política de compromiso constructivo con Suráfrica ha conducido a un callejón sin salida y su resultado es un "agudo deterioro" de la situación, pero está dispuesto a mantenerla porque afirma que no existe otra alternativa para presionar al régimen racista de Pretoria. Un creciente sentimiento de irritación y frustración es detectable en Washington ante la falta de respuesta del presidente Pieter Botha, a las suaves señales que le envía EE UU para que inicie negociaciones para acabar con el apartheid.

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La Administración Reagan, reaccionando a la presión de la opinión pública que asiste todas las noches a las escenas de violencia en las calles de Suráfrica que transmiten las cadenas de televisión, pidió el jueves a Botha "que diga cuándo y cómo va a acabar con el apartheid'.La otra cara de esta exigencia es que Washington estima que el Gobierno de Pretoria ya ha iniciado el proceso para concluir con el sistema de segregación racial, aunque las grandes cuestiones no han comenzado aún a negociarse. Esta, idea, aunque expresada de una forma más burda, que dejó perplejos a los propios asesores del presidente, fue enunciada esta semana por Ronald Reagan en una entrevista radiofónica. El presidente, con su habitual candidez y estilo directo, calificó de reformista al Gobierno de Botha y explicó que ha concluido con la segregación.

La convicción existente en los sectores más conservadores de la Administración, de la que Reagan participa plenamente, de que la política actual es la única posible para contener al comunismo en el sur de África, está impidiendo cualquier cambio en la estrategia de persuasión por el diálogo.

Existe, sin embargo, un sentimiento en el Congreso, en amplios sectores de la opinión y también en algunas áreas de la Administración de que el "compromiso constructivo" ha fracasado y que debe ser sustituido por una línea de acción más dura. Las dudas sobre qué hacer se reflejan en la forma de suministrar la información.

En público, el portavoz del Departamento de Estado está endureciendo cada día sus criticas verbales contra el régimen racista y ya ha calificado su actuación represiva de brutal y odiosa. En una importante sesión celebrada el jueves en el Departamento de Estado para la Prensa norteamericana y extranjera, un alto funcionario culpó fundamentalmente al Gobierno de Botha de provocar la violencia y no desactivar la tensión en el país, aunque denunció que también existe violencia en la oposición negra. "Las negociaciones para conducir al fin del apartheid', dijo, "no pueden ser logradas con la continuación de los encarcelamientos, las palizas, las bombas y los incendios". Para Estados Unidos deben desaparecer las precondiciones que exige el Gobierno, pero también la oposición, para iniciar la negociación.

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La lucha será prolongada

Para el Departamento de Estado, "Botha está comprometido con la reforma, pero no va suficientemente lejos y no se ve un cambio positivo". La Administración defiende, sin embargo, que sin el compromiso constructivo, "que ha logrado pequeños cambios", la situación aún estaría peor. "El proceso de reforma ha sido estimulado por nosotros y no hay ningún Gobierno occidental que haya hecho más que Estados Unidos", dijo el alto funcionario. Pero la solución de la crisis está muy lejana. El citado funcionario explicó que "aunque la violencia en Suráfrica quizá haya aumentado la presión y el calendario para el cambio, no espero una solución en los próximos meses. Ésta es una lucha prolongada entre un nacionalismo blanco y un nacionalismo negro que va a continuar por bastante tiempo".Washington retiró para consultas a su embajador en Pretoria, que aún no ha regresado. Ha pedido que se levante el estado de emergencia, favorece la liberación sin condiciones de Nelson Mandela, el principal líder de la oposición de color, y urge el fin de las leyes que definen el gran apartheid, no conformándose sólo con reformas cósmeticas. "Les hemos dicho que no pueden desnacionalizar a los negros, que no pueden basar un arreglo en conceder el 13% de la tierra al 72% de la población".

Pese a todo, la Administración continúa defendiendo que las sanciones contra Suráfrica, que muy probablemente aprobará el Congreso en los próximos días, son contraproducentes y sólo servirán para disminuir la influencia de EE UU sobre Botha y radicalizarle aún más. Sin embargo, portavoces gubernamentales no se atrevieron a afirmar tajantemente que Reagan vetará la legislación punitiva, "que tiene aspectos positivos", y explicaron que ésta puede servir como una seria señal, a Pretoria de la creciente impaciencia de Estados Unidos.

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