Eduardo Arroyo, Delibes y Antonio López contrastan sus experiencias artísticas

Eduardo Arroyo y Antonio López, dos importantes figuras de la plástica española, hicieron patente ayer la divergencia de sus experiencias artísticas a través de su participación en el seminario El arte visto por los artistas: la experiencia de los creadores, que se desarrolla en la universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Arroyo afirmó que su arte tiene una clara aspiración narrativa. Antonio López se limitó a trazar unos rasgos sobre su obra a partir de las preguntas que le formularon. El escritor Miguel Delibes dijo que, con los años, lo que ha ganado en oficio lo ha perdido en frescura.

Juntos, en primera fila entre el auditorio, siete de los 10 participantes en el seminario El arte visto por los artistas se mostraron ayer visiblemente interesados en el desarrollo del mismo. Si durante el primer día del seminario los invitados Antonio Saura, Andreu Alfaro, José Guerrero, Albert Ràfols Casamada, Luis Gordillo, Miquel Barceló, Guillermo Pérez Villalta y Eduardo Chillida escuchaban dispersos y discretos en la sala la intervención de sus compañeros, el deseo de intercambio de ideas e inquietudes relacionados a la mutua labor artística los ha llevado a ser los más activos espectadores y participantes en estos coloquios.Eduardo Arroyo preparó un texto que leyó en la mañana de ayer. El artista madrileño, que se exilió voluntariamente a finales de los años cincuenta en París con la intención de ser escritor, afirmó que su posterior descubrimiento y dedicación a la creación plástica lo han llevado a una ambigua relación con ambas. "He pintado varias novelas y muchos cuentos", dijo, explicando la aspiración narrativa de su obra. En cierto sentido, para él el poder de la pintura es incompleto y se integra a la palabra, entre otras formas, a través del título, que para él es el primer paso para el inicio de una obra.

"Considero que mi obra es muy autobiográfica", afirmó Arroyo, para luego referirse a la obsesión por un tema, un personaje que le ha perseguido durante años y que ha concluido con la publicación del libro Panamá, Al Brawn (1902-1951), basado en la vida de este boxeador y escrita en francés aún sin traducción al castellano. El resto del coloquio giró en tomo a este personaje y la importancia que ha tenido en la obra pictórica de Arroyo, resaltando el carácter de atractivo o dramático que le ofrece.

Antonio López, quizá la figura más esperada en este seminario, se presentó con su característica timidez y parquedad de palabras que dificultaron la fluidez del diálogo. El crítico José Antonio Fernández Ordóñez hizo una presentación del pintor y acentuó entre otras el carácter no retórico de su obra.

"Tengo la sensación de haber sido un curioso e interesado en el arte contemporáneo. No temo haber dado la espalda con desdén o indiferencia a lo que ha sucedido en el arte de estos años", dijo Antonio López. "Lo que nos hace pintar es la emoción y no me importa saber por qué pinto lo que pinto".

De la aparente uniformidad de su obra, manifestó que la reciente exposición antológica que se ha estado exhibiendo en Albacete le había hecho percatarse de su evolución como pintor. "Sin embargo, no ha habido por mi parte una decisión intelectual en estos cambios, por eso no se notan saltos estilísticos".

El escritor Miguel Delibes ofreció ayer por la tarde una conferencia en la UIMP de Santander, dentro del programa de actividades culturales paralelas que se ofrecen en esta temporada. Delibes mencionó la influencia que ha tenido en su obra de escritor su práctica del periodismo, ahora ya casi abandonada.

"Cuando era joven escribía muy espontáneamente y ahora con tantos estudiosos que analizan tus novelas me siento acomplejado y soy más cuidadoso. Con los años de experiencia me he hecho más reflexivo, aunque lo que haya ganado en oficio lo haya perdido en frescura", afirmó. Delibes acaba de terminar una nueva novela titulada El tesoro, que se publicará próximamente.