Una historia de luchas por el poder
Las brutalidades del Ejército ugandés, las torturas y las desapariciones han caracterizado durante los últimos años a Uganda, mientras la economía del país empezaba a normalizarse tras los años de hundimiento de la dictadura de Idi Amin Dada.
Este país del este de África, un protectorado británico desde 1894, alcanzó su independencia en 1962; Milton Obote fue su primer primer ministro.
Uganda era entonces un conjunto de reinos tribales y el rey de la mayoritaria tribu baganda, sir Edward Mutesa, fue su primer presidente.
Obote, que mantenía opiniones progresistas, favoreció una Constitución unitaria y se hizo con el poder en 1966. Mutesa se exilió y, en 1967, Uganda se convirtió en una república. El hombre que ayudó a Obote a tomar las riendas era un joven oficial, Idi Amin Dada, que se convirtió en jefe del Ejército. Las sospechas de corrupción que Obote tenía de Amin Dada se confirmaron cuando éste le derrocó en 1971, aprovechando su asistencia a una cumbre de la Commonwealth. Obote se exilio en Tanzania.
Los cerca de nueve años que Amin estuvo en el poder se recuerdan como los más oscuros de África. Su Ejército torturó y asesinó a miles de inocentes. Uganda se convirtió internacionalmente en sinónimo de atrocidades.
Obote regresó tras el fracaso de dos Administraciones interinas a la caída de Amin y, en 1980, su partido, el Congreso del Pueblo de Uganda (UPC), se hizo con la victoria en las elecciones generales. Se dijo que había habido manipulación y se formaron dos grupos guerrilleros para derrocarle.
La lucha de la guerrilla, los enfrentamientos tribales y los excesos de un Ejército mal entrenado han impedido que Uganda se recupere de los años de Amin.
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