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51 jefes de Estado discuten en Addis Abeba la situación catastrófica de la economía africana

Soledad Gallego-Díaz

Los jefes de Estado de 51 países miembros de la Organización para la Unidad Africana (OUA) se reúnen hoy en Addis Abeba (Etiopía) para discutir durante tres días sobre la catastrófica situación económica del continente negro. Es la primera vez que la OUA, fundada en 1963, dedica una cumbre sólo a cuestiones económicas. Asistirán a la reunión todos los Estados africanos, salvo Marruecos, que abandonó la organización hace ocho meses como protesta por el reconocimiento de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), y Zaire, que suspendió su participación en solidaridad con Rabat.

La reunión, que hace el número 21 desde la creación de la Organización para la Unidad Africana, ha sido preparada en un encuentro previo por los ministros de Asuntos Exteriores, quienes durante una semana han discutido en la capital etíope sobre los problemas políticos, sociales y económicos del continente.El secretario general saliente, el nigeriano Peter Onu, hizo un llamamiento para que los países africanos busquen soluciones a sus problemas sin esperar que expertos extranjeros les indiquen el camino a seguir.

Los jefes de Estado africanos hacen frente a una situación degradada por una fuerte sequía y el endeudamiento exterior. La producción industrial ha disminuido y las fábricas funcionan a menos del 50% de su capacidad El crecimiento de la producción agrícola no supera el 1,7%, mientras que la población crece a un ritmo anual del 2,8%.

"Cerca de 150 millones de personas sufren malnutrición crónica y un tanto por ciento elevado padece auténtica hambruna. La capacidad de autoabastecimiento alimenticio, que en 1980 era del 86%, pasará a fines de siglo a sólo un 70% a menos que se adopten medidas adecuadas", afirma un documento del comité económico de la OUA.

Los ministros han propuesto que se convoque una conferencia internacional para discutir la renegociación de la deuda externa que se valora actualmente en 150.000 millones de dólares (unos 24 billones de pesetas) y que será de 170.000 millones de dólares a fines de este año. El pago de los intereses supone el 60% del producto nacional bruto de los países africanos. Las guerras, guerrillas y movimientos de secesión han provocado más de 10 millones de refugiados, sin los mínimos que aseguren su supervivencia.

Cambio de orientación

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"África debe replantearse la orientación de su economía y los objetivos de su desarrollo. Todas las naciones deberían limitar su endeudamiento a un 20% de sus exportaciones o a un 30% de su PNB y fijarse como meta prioritaria el aumento de su capacidad agrícola", explica el informe aludido, que critica también la falta de solidaridad entre los Estados africanos y la debilidad del comercio entre los países miembros de la OUA. Según los últimos datos disponibles, sólo un 5% de los intercambios comerciales en el continente pueden ser considerados interafricanos.

La catastrófica situación alimenticia y económica ayudará a que los jefes de Estado olviden momentáneamente sus querellas y ofrezcan al exterior una imagen de mayor unidad. La OUA ha atravesado recientemente una crisis que puso en peligro su propia existencia, pero en esta ocasión se espera que la cumbre acabe con un comunicado conjunto en el que se llame la atención a Occidente sobre los problemas africanos y se formulen algunos principios de autocrítica.

Los expertos proponen que los jefes de Estado creen un fondo monetario africano que promueva la cooperación en el continente, pero parece difícil que la cumbre llegue a un acuerdo en este aspecto concreto. La mayoría de los países no ha logrado siquiera pagar sus cuotas de participación a la OUA, que arroja un déficit de 40 millones de dólares.

Desde el punto de vista político, y una vez superada la polémica sobre el Sáhara occidental y Chad, la atención se centra en la elección de un nuevo presidente que sustituya a Julius Nyerere, de Tanzania. El candidato mejor situado es el presidente de Senegal, Abdou Diouf. Más complicada será la elección del nuevo secretario general, ya que las dos cumbres anteriores no fueron capaces de llegar a un acuerdo, y para el que ahora existen varios pretendientes.

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