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Entrevista:El sandinismo, contra las cuerdas

Sergio Ramírez lamenta la pasividad internacional ante la "monstruosidad" de la ayuda de EE UU a los 'contra'

Al vicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez Mercado, de 42 años, padre de tres hijos, escritor, le da miedo la sangre, tal como señala el título de su primera novela, pero ello no le impide advertir que una intervención militar norteamericana en Nicaragua sería sangrienta y afectaría a toda Centroamérica. Sergio Ramírez, de paso por Barcelona tras una gira europea en la que ha visitado Austria, Bélgica, la República Federal, de Alemania y Holanda, cree que el peligro de invasión de Nicaragua es más real que nunca, y lamenta la pasividad internacional ante la "monstruosidad" de que el Congreso de Estados Unidos apruebe fondos para los contra que intentan derrocar al Gobierno de Managua.

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Pregunta. La escalada verbal del presidente Ronald Reagan contra Nicaragua ha subido de tono estos días y el Senado acaba de aprobar una ayuda de 38 millones de dólares para los contra. ¿Es real, en su opinión, el peligro de invasión o es una estrategia precisamente para la aprobación de los fondos en el Congreso?Respuesta. No, nosotros creemos que el peligro de una invasión de Nicaragua es más real que nunca, porque no hay sólo estos elementos, sino que hay otros. Primero, esta agresividad verbal del presidente Reagan, que pasa al insulto. No sólo es un asunto temperamental; lo que revela es una profunda voluntad de destruirnos. Posiblemente van a conseguir también la aprobación en la Cámara baja; pero, además de eso, lo más importante son los preparativos materiales que para una invasión militar de Nicaragua se vienen haciendo desde hace meses ante la vista y paciencia de todo el mundo. En Honduras, las maniobras en Puerto Rico... Es todo un dispositivo que está montado; las mismas autoridades norteamericanas lo dicen sin ningún sonrojo. Lo más preocupante es que el Gobierno norteamericano se está cerrando a todas las posibilidades de negociación: rechaza la vuelta a Manzanillo, el proceso de Contadora. Por ahí vemos nosotros el mayor peligro, porque si Reagan logra el apoyo en el Congreso, aunque sea para una ayuda humanitaria, eso le abre una ventana política y las condiciones se van a acelerar, se van a deteriorar más en las próximas semanas o meses.

Honduras y Costa Rica

P. ¿Es la votación del Senado una consecuencia del viaje de Daniel Ortega a Moscú? ¿Cree usted que ese viaje fue un error político?

R. Eso yo no lo creo. Para nosotros, las votaciones del Congreso para aportar fondos a la contrarrevolución se han vuelto parte de la política norteamericana contra Nicaragua. Es injusto valorar con más peso el viaje del presidente Ortega a Moscú que el hecho mismo de que en el Congreso de Estados Unidos se discuta el financiamiento de fuerzas militares en un tercer país, mucho más débil y pequeño, como Nicaragua. Que el Congreso apruebe o desapruebe fondos para las fuerzas contrarrevolucionarias parece que tiene alguna carta de legitimidad en el mundo. Nadie rechaza eso como la monstruosidad que es. Eso no tiene ninguna clase de justificación. Aquí sería un escándalo que las Cortes empezaran a decidir si envían fondos a fuerzas contrarrevolucionarias en África, por ejemplo.

P. Recientemente, Ronald Reagan y el presidente hondureño, Suazo Córdova, han firmado una declaración en la que Estados Unidos se compromete a defender a Honduras de una agresión nicaragüense. ¿Puede ser utilizada esta declaración por Washington para intervenir en Nicaragua si se produce algún incidente que lo justifique?

R. Puede ser utilizada esa declaración o pueden utilizar a Costa Rica. Estados Unidos está queriendo utilizar el factor Costa Rica. Desde el principio hubo un rechazo mayor a la revolución sandinista en Costa Rica que en Honduras, un país con alto grado de ocupación militar norteamericana, con grandes presiones, donde nunca se ha podido dirigir a la opinión hondureña en contra de Nicaragua. El hondureño medio rechaza una guerra con Nicaragua, que sería un detonante ideal para Estados Unidos. Las relaciones con Costa Rica se han deteriorado, y esto también es un factor peligroso.

P. ¿Cuál es la versión oficial de Nicaragua sobre el último incidente con Costa Rica, en el que fueron atacados guardias civiles de este último país?

R. El incidente debe atribuirse a sectores radicales de Costa Rica que buscan la ruptura de relaciones y a los sectores contrarrevolucionarios. Nosotros nunca provocaríamos un incidente fronterizo con Costa Rica, porque es negativo. Sería absurdo que nosotros atacáramos deliberadamente a las fuerzas armadas de Costa Rica. Las pruebas que se pueden presentar en este sentido son débiles.

P. En la segunda quincena de junio habrá una nueva reunión del Grupo de Contadora, después, deque Nicaragua, en la última, aceptase la revisión del acta...

R. No, no; eso es un error fundamental. Nosotros jamás hemos aceptado revisar el fondo del acta. Seguimos insistiendo en que el acta que debe ser aprobada es la presentada a los países centroamericanos el 4 de septiembre. Nosotros lo que hemos aceptado es cambios o mejoramientos en los mecanismos de supervisión y control para hacer que el acta se cumpla. Pero en los asuntos de seguridad, en la salida de asesores, en la salida de tropas extranjeras, en la reducción de los armamentos, en el cierre de todas las bases militares, en la supervisión para que no haya tráfico de armas de un país a otro, en eso, nosotros no hemos aceptado revisiones.

Contadora no puede callar

P. Pero ¿usted cree que el proceso de Contadora se puede alargar indefinidamente?

R. Sí debido a la obstrucción de Estados Unidos a través de algunos países centroamericanos. Pero no sólo por eso, sino porque Estados Unidos no quiere un arreglo pacífico ni en Contadora ni en la plática bilateral con Nicaragua, mientras no se cumpla el requisito que Estados Unidos exige en esta negociación: que nosotros desaparezcamos. Realmente, la gran debilidad que ha tenido Contadora es que no ha podido, con la misma fuerza con que a veces ha exigido flexibilidad a Nicaragua, pedir que Estados Unidos sea flexible. La escandalosa discusión de más fondos para los contrarrevolucionarios en el Congreso de Estados Unidos debería ser rechazada por los países que están involucrados en el proceso de paz de Centroamérica, los de Contadora y otros. Y quedarse callado no puede ayudar al proceso de paz. A nosotros de nada nos va a servir un réquiem cantado por Contadora una vez que se produzca la invasión. Eso va a deparar un conflicto a largo plazo, una guerra muy sangrienta que va a envolver a toda Centroamérica. Nosotros no nos vamos a ir de Nicaragua.

P. ¿Qué opina de lo que se dice en círculos militares estadounidenses sobre que el pueblo nicaragüense se levantaría contra el régimen en caso de una intervención militar?

R. Es ridículo y peligroso, por lo que implica, pero es de una falsedad aplastante. Claro, los servicios de espionaje norteamericanos hablan con la gente que está de acuerdo con la invasión. Y en Nicaragua existe, hay una minoría de personas que quiere resolver así su conflicto con la revolución. Pero el día en que los norteamericanos se metan en Nicaragua pensando que la gente los va a recibir con flores, estarán cometiendo un error trágico. Una intervención militar en Nicaragua jamás sería un paseo.

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