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Reagan asegura que evitará que el comunismo se imponga en Centroamérica

El presidente norteamericano, Ronald Reagan, ha acusado a la Unión Soviética de enviar "cientos de millones de dólares" en armas y equipo militar a Nicaragua, y ha reiterado que Estados Unidos tiene el compromiso de evitar que los comunistas impongan su voluntad en Centroamérica. Los demócratas norteamericanos critican esta escalada verbal y la política de Reagan en la región, por considerar que lleva al país a una mayor intervención militar en el área, pero creen inevitable que el Congreso norteamericano conceda más ayuda a los contra que combaten al régimen sandinista.

En el curso de una gira por varios Estados del sur de su país para presentar su nueva política fiscal, el presidente Reagan ha vuelto a abordar la cuestión centroamericana y a enviar claros mensajes verbales a los senadores y representantes que en estos días discuten la concesión de nuevas ayudas a la guerrilla antisandinista. De hecho, se esperaba para la pasada madrugada que el Senado aprobase una ayuda de 38 millones de dólares (casi 7.000 milllones de pesetas) en concepto de ayuda humanitaria para los años 1985 y 1986.El presidente del Gobierno español, Felipe González, en declaraciones a periodistas de México que ayer publicaba la Prensa de este país, aseguró que "es evidente que la decisión última de la Administración Reagan es que no sobreviva un régimen que tiene el calificativo de estar aliado con los comunistas".

"No podemos y no vamos a permitir que los comunistas impongan su voluntad a los pueblos de Centro américa", dijo Reagan en Oklahorna City, en lo que para los observadores era una reconvención a los parlamentarios que en abril se negaron a destinar fondos para los contra.

"Fue un triste día para la libertad, después de que la Unión Soviética gastara 500 millones de dólares para imponer el comunismo en Nicaragua, que Estados Unidos no pudiera entregar unos escasos 14 millones a los luchadores por la libertad que en Nicaragua combaten contra ese Gobierno totalitario", señaló Reagan.

Tras advertir que el Congreso "no puede seguir ignorando lo obvio", Reagan dijo que "el bloque soviético y sus aliados terroristas están enviando armas y municiones para establecer una cabeza de puente en nuestra propia puerta".

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Reagan acusa a Managua de ser un agente del expansionismo soviético

Viene de la primera página

El presidente norteamericano, tras sus palabras del miércoles, volvió ayer en Alabama a la misma retórica antisandinista. Tras manifestar que el Gobierno nicaragüense es un "agente del expansionismo soviético y enemigo jurado de la libertad", Ronald Reagan dijo que la lucha contra el comunismo "es la más trascendente cuestión moral de nuestro tiempo", informa Reuter.

Reagan, sin embargo, sostuvo que no está por la intervención armada, como manifiesta la oposición demócrata, sino que aboga por una solución pacífica y negociada para el conflicto.

Reagan también aprovechó la ocasión para referirse al viaje que el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, realizó a Moscú inmediatamente después de que el Congreso rechazara, el 25 de abril, la ayuda a la contra. "El pequeño dictador, que acudió a Moscú con traje militar para recibir el abrazo del oso, no abandonó la doctrina de Lenin cuando se vistió de paisano", comentó. "Hace tiempo que realizó su elección".

La Administración conservadora está tratando por todos los medios de contrarrestar la impresión existente en la opinión pública de que esta escalada verbal puede desembocar en una intervención militar directa. "El presidente no piensa emplear fuerzas estadounidenses en Centroamérica. Punto", manifestó el portavoz presidencial, Larry Speakes.

En la Casa Blanca no gustó nada la información ofrecida por The New York Times sobre presuntos preparativos para enviar tropas norteamericanas a Nicaragua. "Levantar el espectro de la intervención directa norteamericana es un error", dijo Speakes, para quien la noticia recibió un calificativo muy rotundo: "idiota".

La información del rotativo neoyorquino señalaba que Reagan presentó un informe secreto al Congreso el mes pasado en el que anunció que el recurso a la fuerza armada norteamericana "debe ser considerado como una opción si fracasan otras alternativas políticas". También el secretario de Estado, George Shultz, dijo el mes pasado al Congreso que quienes se oponen a que se ayude a los antisandinistas pudieran estar "acelerando el día en que crezca la amenaza" y Estados Unidos tenga que verse enfrentado a la decisión de recurrir al uso de tropas.

El portavoz presidencial dice que "considerar las declaraciones de Reagan y de Shultz como una escalada es incorrecto".

En cualquier caso, resulta evidente que, tras meses de contratiempos, el presidente Reagan está muy cerca de lograr su objetivo de prestar ayuda directamente a los antisandinistas. Incluso se cree que el Congreso puede dar vía libre a la colaboración de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con la contra.

El Senado, controlado por los republicanos, se encontraba anoche a punto de votar, a instancias de la Casa Blanca, una ayuda de tipo humanitario a los antisandinistas por 38 millones de dólares (casi 7.000 millones de pesetas) para este año y el próximo. La Cámara de Representantes está estudiando una ayuda de 27 millones de dólares (algo menos de 5.000 millones de pesetas) para los próximos nueve meses. Esta propuesta será votada el martes.

Los antisandinistas, mientras, continúan recibiendo equipo militar en Honduras y preparando operaciones desde sus bases en Costa Rica. Un portavoz de la Fuerza Democrática Nicaragüense anunció ayer que el buque Erría, sobre cuyo origen nada se sabe, estaba atracado en Puerto Cortés con un cargamento de fusiles de asalto, ametralladoras, morteros y ametralladoras antiaéreas. En Costa Rica, según Managua, los guerrilleros se están concentrado en lo que parecen preparativos para nuevas incursiones.

Nicaragua también ha anunciado que el lunes disparó contra tres helicópteros hondureños que habían violado su espacio aéreo y que alcanzó a dos de ellos, que pudieron aterrizar en Honduras.

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