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Shultz y Gromiko preparan hoy en Viena la próxima 'cumbre' Reagan-Gorbachov

La amenaza de que Estados Unidos pueda dejar de observar el acuerdo SALT Il sobre limitación de armas estratégicas, lanzada por el presidente Ronald Reagan al término de su reciente gira europea, debe marcar el hilo de las discusiones durante la reunión que hoy tienen previsto celebrar en Viena el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, y el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko. El encuentro -primero de su nivel desde la llegada de Mijail Gorbachov al Kremlin y el segundo desde que Ronald Reagan fue reelegido para un segundo mandato en la Casa Blanca- constituye también una oportunidad para fijar la fecha de una próxima entrevista entre los dirigentes de las dos superpotencias.

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La cita de Viena, donde ambos mandatarios asistirán mañana, junto a otros nueve colegas europeos, a la conmemoración del 302 aniversario de la firma del contrato de Estado que dio origen a la actual Austria, ha venido precedida de declaraciones e iniciativas, que han sido especialmente audaces por parte norteamericana.En su discurso ante el Parlamento Europeo, pronunciado el pasado 8 de mayo con motivo del 40º aniversario de la capitulación alemana, el presidente de Estados Unidos afirmó que "la URSS va a proceder al despliegue de los nuevos misiles móviles de cabezas múltiples, utilizables para un primer ataque". Horas antes, en Madrid, su consejero de seguridad, Robert McFarlane, había identificado al cohete SS-24, que Moscú tiene previstó desplegar en breve, como una nueva amenaza. El 10 de mayo, al despedirse de Lisboa Reagan mostró la última pieza de este argumento, cuando afirmó tener "indicios" de que la URSS no respeta los acuerdos SALT II, y añadió que, si eso fuera cierto, no veía por qué Estados Unidos no podría dejar de respetarlos cuando le convenga.

Por lo que al control de armamento se refiere, esa amenaza de desligarse de los SALT II es el principal mensaje del viaje de Reagan y la principal novedad de la política reciente norteamericana. De ser llevada a cabo, la amenaza tendría consecuencias casi inmediatas: a tenor de los acuerdos firmados por James Carter en 1979, EE UU deberá retirar el submar no Poseidón a medida que, a partir de septiembre, la nueva generación del Tritón empiece a ser operativa. Aunque los SALT II, que vencen el próximo 31 de diciembre, no fueron ratificados por el Senado de EE UU, tras el acceso de Reagan a la Casa Blanca, ambas potencias los vienen respetando.

Además de novedosa, la advertencia de que EE UU podría dejar de observar los SALT II, en respuesta a presuntas violaciones soviéticas, ha sido inesperada. En tanto que misil móvil con base en tierra; el desarrollo del SS-24 soviético es compatible con los acuerdos firmados por Carter. La Administración norteamericana ha propiciado incluso el desarrollo de este tipo de armas que, por su relativa invulnerabilidad, pueden disuadir al adversario de la viabilidad de un primer ataque, y sustentar estrategias basadas definitivamente en la respuesta.

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Misiles

Los misiles norteamericanos MX debían ser, en principio. similares a los SS-24: móviles, con base en tierra y con ocho o diez cabezas. Pero posteriormente, se optó por instalarlos en silos. EE UU desarrolla, además, el misil móvil y más ligero Midgetman, dotado de una sola cabeza. Esta arma es, por ello, comparable al misil SS-25 soviético, también de una cabeza, pero no puede compensar las 10 cabezas del SS-24, que no tiene paralelo en los arsenales norteamericanos.Las incertidumbres sobre la vigencia de los SALT II son susceptibles de añadir nuevas tensiones en la mesa de Ginebra, donde a finales de abril concluyó la primera ronda de las negociaciones globales sobre todo tipo de armamentos nucleares y proyectos de defensas espaciales, iniciadas el 13 de marzo por las superpotencias.

Con la perspectiva de las escasas semanas transcurridas desde entonces, parece claro que los encuentros entre las delegaciones soviética y norteamericana celebrados en la citada ciudad suiza han tenido una utilidad muy limitada hasta ahora. La moratoria unilateral anunciada por Gorbachov el pasado 7 de abril sirvió para que Washington denunciase que Moscú ha elevado hasta la proporción de diez a uno su ventaja en armamento nuclear de alcance intermedio. Las reiteradas apologías de la guerra de las galaxias que hacen los portavoces de la Casa Blanca dieron ocasión al ministro soviético de Defensa, Sergei Sokolov, para afirmar, el pasado 5 de mayo, que la URSS desarrollará nuevas armas ofensivas para contrarrestar la Iniciativa de Defensa Estratégica de Reagan.

Un eventual encuentro entre los dos dirigentes daría credibilidad e impulso político a las conversaciones de Ginebra, que para mediados de junio entrarán en la segunda ronda.

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