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Moscú conmemora la derrrota de Hitler

Gorbachov preside en la plaza Roja la presentación del euromisil soviético SS-21

Pilar Bonet

El líder de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, y los máximos dirigentes del país presidieron ayer en Moscú el desfile militar conmemorativo del 40º aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi. En él pudieron verse en público por primera vez los cohetes SS-21, el modelo instalado en Checoslovaquia y en la República Democrática Alemana como respuesta a los euromisiles de la OTAN.

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El desfile, que duró poco menos de una hora, supuso la culminación de los actos dedicados al fin de la guerra y al ensalzamiento del papel de la URSS en ella. El armamento moderno coexistió ayer en la plaza Roja con la nota retro. Ésta venía dada por la presencia de los veteranos de guerra y el equipo militar que las tropas soviéticas utilizaron desde 1941 hasta 1945 frente a los alemanes.Alternando con los jóvenes y los atléticos soldados de elite que desfilaban frente al mausoleo de Lenin, estuvieron los maduros excombatientes, quienes, con sus prominentes torsos cargados de medallas, marcharon como los demás: de uniforme y al paso de la oca.

Tras los estandartes de terciopelo que llegaron a Berlín en 1945 había también una compañía de veteranos polacos y otra de checoslovacos, así como una formación de guerrilleros y de héroes del trabajo. Entre estos últimos figuraban en numerosas mujeres entradas ya en años, que desfilaban vestidas con un austero traje de chaqueta y tocadas con boina.

El armamento de época comprendía los tanques T-234, que fueron los utilizados por el Ejército rojo para llegar hasta Berlín. Estas piezas pasaron sobre la calzada con un atronador ruido y dejaron tras de sí un fuerte olor a combustible y un denso humo.

Fue mostrado también el fusil de asalto SU-100 y las tradicionales katiushas u órganos de Stalin. La novedad respecto a los tradicionales desfiles del 7 de noviembre estuvo esta vez, sobre todo, en los cohetes nucleares de corto alcance SS-21, que fueron exhibidos sobre plataformas de seis ruedas. Estos cohetes, denominados operativo-tácticos, se han instalado en la RDA y en Checoslovaquia, en el marco de las contramedidas ante el despliegue de los misiles Pershing y de crucero norteamericanos en Europa occidental. Otras novedades incluían el tanque T-64, que, a pesar de tener años de existencia, salió por primera vez en un desfile militar en la plaza Roja, y piezas de artillería de 152 milímetros.

En la tribuna del cuerpo diplomático se hallaba presente la mayoría de embajadores occidentales, incluido el de España, José Luis Xifra de Ocerín. Los embajadores de EE UU, RFA y Holanda fueron los únicos representantes de la OTAN que boicotearon el acto militar alegando diferentes razones, y continuaron así la costumbre iniciada tras la intervención soviética en Afganistán.

El ministro de Defensa soviético, Sergei Sokolov, que pasó revista a las tropas, pronunció un discurso desde el mausoleo de Lenin. El ministro rindió homenaje a "los pueblos y ejércitos" de EEUU, Reino Unido, Francia, China y otros Estados aliados, y elogió a los guerrilleros, partisanos y miembros de la resistencia que lucharon en las zonas ocupadas. Sokolov acusó a la propaganda burgmesa de esforzarse en "tergiversar la historia" y minimizar el hecho de que "la URSS desempeñó el papel decisivo en la victoria y en la liberación de los países de Europa del fascismo".

Tras el desfile, Gorbachov y el resto de dirigentes soviéticos participaron en una recepción en el Krernlin, durante la cual el secretario general del PCUS pronunció una breve alocución. El Partido Comunista de la URSS, dijo Gorbachov, está convencido de que en las relaciones internacionales triunfará el sentido común político y el deseo de una colaboración fructífera. El dirigente se mostró a favor de la negociación y el diálogo perseverante para resolver los problemas actuales de la política internacional, "por muy agudos y difíciles que éstos sean".

Tanto el mensaje de Gorbachov al presidente Reagan como el de éste al dirigente soviético aparecían publicados ayer en las páginas de Pravda.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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