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Una repentina intervención quirúrgica impide a Neves tomar posesión como presidente de Brasil

El nuevo presidente brasileño, Tancredo Neves, no asumió el cargo ayer, tal como estaba previsto. A la hora de la ceremonia, Neves se recuperaba en una clínica de Brasilia de una intervención quirúrgica que sufrió de madrugada. El estado de salud de Tancredo Neves, que tiene 75 años, es bueno, según los partes médicos divulgados prácticamente a cada hora. Se espera que dentro de ocho o diez días pueda asumir el puesto. Mientras tanto, el vicepresidente, José Sarney, que juró ayer el cargo, ejercerá interinamente la presidencia de Brasil.

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Río de JaneiroLa súbita indisposición de Tancredo Neves hizo que la gran fiesta popular esperada por millones de brasileños para celebrar el fin de 21 años de régimen militar se transformara en modestas conmemoraciones. Brasil tiene, desde ayer, un presidente civil, el primero en más de dos décadas. Pero es un presidente interino, que no cuenta con demasiadas simpatías por parte de la mayoría del pueblo. José Sarney prestó el juramento constitucional poco después de las diez de la mañana en el Congreso Nacional. No hubo el tradicional y simbólico gesto del presidente saliente entregando la banda presidencial al nuevo jefe del Estado. Las relaciones entre el general Joao Baptista Figueiredo y Sarney son pésimas desde junio del año pasado, a raíz de que éste, entonces presidente del oficialista Partido Democrático Social decidiera Inesperadamente respaldar al candidato de la oposición, Tancredo Neves.Los brasileños se sobresaltaron al saber que Tancredo Neves había sido llevado con urgencia a una clínica de la capital para sufrir una intervención de lo que al principio parecía ser una crisis aguda de apendicitis y que luego resultó ser una relativamente simple operación, provocada por un divertículo intestinal que se había infectado.

Una pregunta recorrió todo el país: ¿y ahora qué pasa? Gobernadores, presumibles ministros, la clase política en general, tienen su mente dividida entre el hospital y la Constitución, que leen ávidamente para encontar una salida al caso. Hay inquietud porque Brasil aún se halla sometido al estado de excepción. Alrededor de las 11 de la noche, se tomó la decisión definitiva. Asumiría la presidencia el vicepresidente electo, ya que los juristas estaban de acuerdo en que se trata del vicepresidente de la República, y no del vicepresidente de un presidente electo. Sin embargo, dada la situación entre el general Figueiredo y Sarney, hubo quien intentó presionar para que asumiera el puesto el presidente de la Cámara de Diputados, Ulyses Guimaraes. Prevaleció al final el punto de vista jurídico y no el punto de vista político.

La ceremonia de traspaso de poderes fue anulada ayer por la mañana. José Sarney, vistiendo un traje oscuro, prestó juramento de "respetar y cumplir la Constitución política del Estado y sustentar aún más la integridad e independencia de Brasil" ante un Congreso que sólo le brindó aplausos protocolarios.

Silbidos contra el presidente

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Fueron testigos de la ceremonia y de lo que ocurrió después los representantes de casi un centenar de países, entre los que se encontraban numerosos presidentes latinoamericanos, el vicepresidente de Estados Unidos, George Bush, y el vicepresidente del Gobierno español, Alfonso Guerra. La presencia de estos dignatarios dio lugar a numerosos contactos o intentos de contactos.El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, intentó aprovechar la estancia de Bush en Brasilia para mantener una entrevista con él porque "Nicaragua siempre ha estado dispuesta al diálogo con EE UU". "Consideramos: que esta es una buena oportunidad para conversar sobre los problemas tan aguados que amenzan a Latinoamérica", dijo Ortega. El encuentro no llegó a producirse por desacuerdo en las cuestiones a tratar, según fuentes estadounidenses.

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