Las Madres de Mayo inician una campana de solidaridad con los desaparecidos
Las Madres de la Plaza de Mayo iniciaron en la ciudad de Mar del Plata, a 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, una campaña de solidaridad con los detenidos-desaparecidos en Argentina. Durante 45 días, registrarán sobre hojas en blanco las siluetas de las manos de quienes se acerquen a sus puestos, instalados en las calles de las principales ciudades del país.La tarea finalizará poco antes del 24 de marzo, y ese día, fecha en que se cumplirán nueve años del golpe de estado que acarreó la trágica dictadura militar, las madres tenderán una cuerda desde la Casa Rosada, sede del Gobierno, hasta el edificio del Congreso Nacional, de la que colgarán los miles de carteles con el perfil de las manos.
La campaña de repudio a los golpes de estado se lanzó con el lema En el Año de la Juventud, déle una mano a los desaparecidos. Las hojas se pronuncian contra cualquier tipo de amnistía a los acusados y reclaman el juicio y castigo de los culpables. En sólo tres días, más de 4.000 personas habían impreso ya una de sus manos sobre el papel y la mayoría agregaba, por voluntad propia, su nombre y su número de documento de identidad en los espacios que quedaban en blanco.
La señora Nora de Cortiñas, dirigente de la organización, destacó la masiva concurrencia a los puestos que las madres instalaron en Mar del Plata:, "una ciudad donde, aparentemente, los turistas sólo pretenden disfrutar de sus cortas vacaciones y no piensan en nada". El público agotó la edición del periódico de las Madres y colmó el pequeño local donde se proyecta diariamente la película Todo es ausencia, una producción de Televisión Española sobre el tema de los desaparecidos, dirigida por Rodolfo Kuhn y escrita por Oswaldo Bayer, ambos argentinos, que no interesó a ninguno de los tres canales de la televisión argentina en manos del Estado.
Entretanto, en Buenos Aires, el Centro de Estudios Legales y Sociales solicitó del Ministerio del Interior que se tomen las medidas cautelares necesarias para prohibir la salida del país a los militares, obispos, sacerdotes y ex funcionarios civiles de la dictadura vinculados con la llamada guerra sucia que, entre 1976 y 1983, provocó la desaparición y muerte de miles de personas.
Por su parte, Graciela Fernández Meijide, miembro del secretariado permanente de la Asamblea por los Derechos Humanos, criticó severamente a la Subsecretaría de Derechos Humanos, organismo oficial de creación reciente, a la que calificó de "ente liquidador" de la labor desarrollada por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), que presidía el escritor Ernesto Sábato.
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