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Listo para ser aprobado

El texto definitivo de la nueva ley de Propiedad Intelectual que ha preparado el Ministerio de Cultura estará listo para ser presentado para su aprobación a partir de febrero. Tras un año de trabajo en el que se elaboraron varios borradores, el Gobierno cuenta actualmente con un anteproyecto de ley que tiene 136 artículos.Entre las novedades que contempla este anteproyecto se encuentran la reducción de la duración del derecho post mortem de 80 a 50 años; la consideración de la propiedad intelectual en los nuevos medios como los programas de radio y televisión y de ordenadores; la creación de un canon que habrá que pagar por difundir obras del dominio público, y el aumento de las penas para los delitos contra la propiedad intelectual. Este anteproyecto tiene en cuenta también el derecho de propiedad intelectual de los traductores, punto que ha motivado discrepancias.

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La nueva ley ha recogido precisiones que la ley vigente, que data de 1879, no contemplaba. De esta manera se tratan las obras cinematográficas, la protección de la fotografia, el disco, la grabación audiovisual, la radio, la televisión y los programas de ordenador. En cuanto a este último, la Presidencia de Gobierno ha elaborado un informe destinado a proteger unos derechos que hasta ahora no existían.

A principios del año pasado el Ministerio de Cultura formó una numerosa comisión, que después del verano se redujo a un grupo de trabajo formado fundamentalmente por juristas y funcionarios del ministerio. Estos últimos entregaron un borrador al ministro Javier Solana a finales de octubre. El texto posteriormente distribuido por la Subsecretaría General Técnica no es igual al proyecto presentado por la comisión.

Siguen existiendo discrepancias y objeciones en relación al tratamiento de algunos de los puntos y las innovaciones establecidas en este anteproyecto, principalmente en los puntos que presentan un conflicto de intereses. Los puntos positivos en los que coinciden casi todas las partes son: que se trata de una ley moderna, que deroga la antigua y las dispersas normas establecidas posteriormente, y que resta importancia al papel que el Registro de Propiedad Intelectual tiene actualmente.

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