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La hija del poeta checoslovaco Seifert recogió el Premio Nobel de Literatura

Cuando la Orquesta Filarmónica de Estocolmo finalizó la ejecución del himno nacional sueco, clausurando así la ceremonia de entrega de los Premios Nobel 1984, el ambiente de la sala de conciertos se distendió. Pudo verse entonces a Jana Seifertova, recobrada de su tensión al recibir de manos del rey Carlos Gustavo el premio otorgado a su padre, el poeta Jaroslav Seifert, confundirse en un abrazo con el secretario de la Academia Sueca, Lars Gyllensten.

Había transcurrido así una vez más desde 1901 un acontecimiento que concita cada año la atención del mundo pese a que solo excepcionalmente su ritual ha sufrido alguna alteración. Todo transcurrió dentro de la normalidad acostumbrada.Después de una introducción musical que acompañó la entrada de la pareja real Carlos Gustavo y Silvia, flanqueados por el príncipe Bertil y la princesa Lilian, los 1.120 asistentes a la sala de conciertos de Estocolmo entre los que se incluían figuras del Gobierno, cuerpo diplomático y pesonalidades de la cultura, más millones del mundo entero que esperaban sentados frente a la pantalla de televisión, se aprestaron a presenciar el espectáculo.

Luego de un discurso de bienvenida a cargo del presidente de la Fundación Nobel, Sune Bergstrom, quien destacó entre otras cosas la variada procedencia de los premiados como un signo de la expansión del conocimiento científico y cultural a todos los rincones del mundo, fueron llamados a recibir el premio compartido de Física, Carlo Rubbia, de Italia, y Simón van der Meer, de Holanda Previamente el profesor Gosta Ekspong de la academia de Ciencias hizo una presentación de los premiados, señalando la importancia de sus trabajos.

Seguidamente fue el joven y prolífico científico norteamericano, Merrifield, que viajó a Estocolmo con su mujer y sus seis hijos, quien recibió su premio de Química tras una breve presentación a cargo del profesor Bengt Lindberg. Una partitura del compositor sueco Wilhelm Stenhammar precedió la entrega del Premio de Medicina, compartido por un angloargentino, César Milstein, un anglodanés, Niels K. Jerne, y Georg J. Kohler, de la República Federal de Alemania (RFA), quienes fueron presentados por el profesor Hans Wigzell, del Instituto Carolino de Estocolmo.

Los melancólicos acordes de un trozo de Peer Gynt fueron un marco adecuado para la entrega del Premio de Literatura al ausente Jaroslav Seifert. La hija de éste, Jana Seifertova, ligeramente nerviosa, se adelantó hasta el rey de Suecia a recibir medalla y diploma en representación de su padre, al mismo tiempo que prolongados aplausos. Lars Gyllensten pronunció previamente un discurso ensalzando la personalidad del poeta checo de quien dijo que era una verdadera encarnación de la poesía de su país y mensajero de la rica cultura y tradiciones de Checoslovaquia.

Por último, el economista británico Richard Stone recibió el Premio Nobel de Economía instituido por el Banco Nacional de Suecia.

La verdadera fiesta comenzó unas horas más tarde En la sala azul del Ayuntamiento de Estocolmo, Jana Seifertova leyó, en francés, en nombre de su padre, unas palabras de agradecimiento por la distinción recibida, señalando que a través de su poesía, Seifert ha procurado asirse a la vida y ha sido ésta la que se ha apoderado de él siempre y a pesar de todo.

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