Hambre en Etiopía
He leído en el diario EL PAIS del domingo día 11 de noviembre todo lo relativo a la situación por la que atraviesa Etiopía, a la que se dedica un editorial y dos páginas más, y no he podido por menos que escribir esta carta dada la perplejidad y sorpresa que su lectura me ha producido.En efecto, en sus páginas se denota claramente que existe la obligación moral de que los países occidentales ayuden material y económicamente a esas pobres gentes que mueren diariamente a millares por hambre.
Sin embargo, su diario no entra a exponer algunas de las causas más importantes que han llevado a Etiopía a su situación actual.
No cita, por ejemplo, que el actual régimen socialista etíope se ha gastado en los años que lleva en el poder casi la mitad de sus presupuestos anuales en armarse hasta los dientes con armas soviéticas y que la URSS cobra siempre caro, sin ayudar por su parte en absoluto, en estos años, a esos miles de hambrientos. Sólo algunos países occidentales ricos y las organizaciones internacionales envían auxilios.
No cita, por ejemplo, su diario, que la fiesta del aniversario del acceso al poder de los socialistas, según un diario francés importante, ha costado 100 millones de dólares aproximadamente, que en su mayoría podría haber sido dedicado a paliar esa enorme hambre que la sequía viene produciendo.
Si tanto se criticó la dictadura del anterior emperador desde este diario, pocas líneas de crítica he podido leer referentes al actual régimen socialista, que está llevando a ese país a la ruina y a la pobreza más absolutas, como es bien sabido.
Recientemente, la CEE aprobó ayudas a ese país, si bien dejó claro que es evidentemente contradictorio que el poco dinero etíope se lo lleve la Unión Soviética y la ayuda la deban aportar como donativo los países ricos. Efectivamente, más que una contradicción, es un sarcasmo que todos debemos denunciar. Su diario también, porque cuanto más continuada sea la denuncia, más se aliviará la situación de esos millones de etíopes que mueren cada día de hambre y sed mientras sus gobernantes mantienen a cientos de asesores militares soviéticos y cubanos en su territorio para enseñarles el manejo de unas armas que no pueden sostener con sus brazos por falta de alimento.-
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