Buena y mala retórica periodística
La retórica del periodismo informativo, afirmó Francisco Ayala en su discurso de ayer en la Academia de la Lengua, se aproxima a la técnica publicitaria. Para Ayala "la noticia se propone influir en el ánimo del lector y es en alguna medida tendenciosa".
Luego Francisco Ayala analizó las partes componentes de una información periodística, tomando como ejemplo casos de noticias deliberadamente dirigidas, extraídas de algunas utilizadas en sus novelas.
Según Ayala el periodista es consciente del carácter disperso de los intereses del público al que se dirige, por lo tanto emplea su arte profesional en orientar a los lectores para, en primer término, que dirijan su atención sobre determinados hechos desviándolos de otros. "Ese arte profesional del periodista constituye, según queda dicho, la retórica propia de la democracia liberal o régimen abierto de opinión pública", afirmó el escritor.
"Operando bajo capa de neutralidad, afecta a todas las cuestiones del día, a lo que en cada momento es materia de común interés y generalizada expectativa, con lo cual alcanzará efectos indirectos de mayor amplitud y calado que los producidos por el alegato descubierto acerca de su asunto concreto". Ayala mencionó algunos de los recursos de los que se sirve el periodismo para lograr enfatizar o disminuir la importancia de ciertas informaciones como son la colocación de las noticias en ciertas páginas del periódico, la titulación, el tipo de letra y otros.
"Convendrá indicar", añadió, "que si el artículo argumentativo, y en ello se asemeja al discurso político, tiende a operar directamente sobre la realidad para modificarla mediante su influjo sobre la opinión pública, la información periodística, por su parte, puede contribuir también de manera directa a modificar la realidad mediante la investigación reporteril".
La 'no retórica'
Mediante los ejemplos que expuso Ayala pretendió dar muestras de buena y mala retórica periodística, sin excluir lo que llamó la no-retórica: el descuido, la flojedad y torpeza expresiva, la impávida ignorancia gramatical, que es hoy día la plaga creciente en los medios de comunicación pública.Se pueden encontrar ejemplos de buena retórica, "pues suele entenderse por retórica el mal sentido de la palabra que es una fosilización de todos los recursos empleados y la consiguiente recaída en fórmulas de automática aplicación". Ese mal sentido de la palabra retórica que predomina corrientemente vendría dado por la mala aplicación de la misma: la caída en frases hechas, las excesivas hipérboles, y otros vicios de redacción.
"Frente al espectáculo de abandono generalizado", dijo el nuevo académico, "cabría preguntarse si ello no será señal de que ha concluido el régimen de opinión pública con su apelación al discurso racional para dar lugar a un régimen de manipulación propagandística, larvado en la retórica periodística tanto como en la parlamentaria, que ha llegado a convertirse en método inobjetable de control social, procurando actuar sobre las mentes sin dar espacio al análisis reflexivo".
Babelia
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