Seis obras arquitectónicas, patrimonio de la humanidad
Los seis monumentos españoles que la UNESCO ha declarado patrimonio de la humanidad necesitan, en la mayoría de los casos, importantes inversiones para su restauración y conservación. El Gobierno invertirá 150 millones de pesetas para restaurar y conservar estas seis obras arquitectónicas.La situación es particularmente grave en la catedral burgalesa, amenazada por el llamado mal de la piedra. La ciudad-jardín de Gaudí tiene su principal enemigo en el cemento de la época, que corroe el hierro y resquebraja su estructura.
La ciudad jardín de Gaudí
El parque Güell es un jardín realizado entre los años 1900 y 1914 por Antonio Gaudí en Gràcia, en la vertiente meridional del monte del Carmelo. Su realización fue un encargo del industrial y mecenas catalán Eusebi Güell Baciagulpi, para el que Gaudí construyó también una residencia urbana en Barcelona (el actual Palau Güell).
El parque, primera experiencia de ciudad-jardín en Cataluña, dispone de una serie de edificios y construcciones. Entre estas últimas destaca una gran plaza sostenida sobre una columnata de inspiración dórica y circundada por un gran banco serpenteante de mosaico de colores.
La obra de Gaudí tiene un alto nivel de calidad, que se manifiesta tanto en el equilibrio del conjunto como en algunos detalles de exquisita realización, informa Jacinto Antón. Como el gran lagarto ubicado, en la escalinata que conduce a la sala hipóstila, cuya piel escamosa está formada por piezas de cerámica vidriada. Es actualmente parque público municipal y contiene el Museo Gaudí.
José Miguel Casanovas, jefe del Servicio de Actuación sobre el Patrimonio Artístico y Ambiental del Ayuntamiento de Barcelona, organismo al que compete la conservación de los edificios y construcciones del parque Güell, manifestó que las obras de Gaudí "adolecen de los defectos de construcción modernistas. Las estructuras están bastante obsoletas por el sistema constructivo empleado. Gaudí creía que la utilización de hierro y cemento dotaba de una vida infinita a sus realizaciones.
Pasa a la página 34
Seia obras arquitectónicas, patrimonio de la humanidad
Viene de la página 33
Pero el cemento de la época tiene un defecto fundamental: corroe el hierro, lo oxida. El proceso es bastante rápido: el metal se infla y la estructura se resquebraja". También presenta problemas de conservación la cerámica utilizada por el maestro modernista.
La gran superficie del parque causa problemas a las labores de conservación. "Hemos cerrado al tráfico varios viaductos que atravesaban el parque y que se utilizaban frecuentemente como atajos".
El esplendor de la Alhambra
Alrededor de 30 millones de pesetas, del total de 150 millones que va a destinar el Gobierno para la conservación y restauración de los seis monumentos españoles, corresponderán al conjunto formado por la Alhambra y el Generalife, de Granada, informa Eduardo Castro. El monumento granadino es el que registra mayor número de visitas al año de todo el Estado. El pasado año obtuvo más de 200 millones de pesetas por venta de entradas.
Mandado construir en el siglo XIII por el fundador de la dinastía nazarita, Al Ahmar, el palacio de la Alhambra y su recinto monumental representan la muestra más completa y fastuosa del arte musulmán en Europa.
El Generalife es el único que se conserva de los distintos palacios reales de recreo existentes en su época sobre las laderas de la colina Sabika y el cerro del Sol.
Aunque el estado actual de conservación de ambos monumentos puede considerarse, en líneas generales, como bastante aceptable, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía incluyó en sus presupuestos de este año una partida de 93 millones de pesetas para inversiones en este conjunto.
La mezquita cumple 12 siglos
La inclusión de la Mezquita de Córdoba en la elite histórico-artística del patrimonio mundial sirve de prólogo y marcó de realce al duodécimo centenario de este monumento, símbolo del pasado cristiano-musulmán de Córdoba y España, que se convertirá el próximo año en la celebración cultural por antonomasia de esta ciudad, informa Francisco Luis Córdoba.
Desde que en el año 785 Abderramán I iniciase las obras, sobre el lugar de la antigua iglesia de San Vicente, a orillas del Guadalquivir, esta mezquita ha cumplido ya 1.200 años de existencia como joya del Occidente musulmán y sueño de la fantasía oriental.
El ensamblaje entre los templos musulmán y cristiano está representado con una catedral inmersa en las perspectivas cromadas de arcos y bóvedas califales. Se construyó durante tres siglos, desde que en 1523 el cabildo ganase, por decisión del emperador Carlos I, la polémica surgida entre el celo proteccionista del concejo de la ciudad y el empeño de la Iglesia por construir en su interior la gran catedral para la que fue consagrado en 1236 por el propio Fernando III el Santo tras su entrada triunfal en la ciudad.
Este doble interés protector de los poderes civiles y religiosos ha permitido que hoy, según fuentes del cabildo, se considere como normal su estado de conservación, en el que la Administración ha invertido in el último decenio alrededor de 200 millones de pesetas en restauración. Se está llevando la reparación de fachadas y exteriores con un presupuesto de 48 millones de pesetas y un plazo de tres años.
El Escorial, muestra de poder
El monasterio de El Escorial, el edificio que mandara construir Felipe II como conmemoración de la batalla de San Quintín, recibe la calificación de monumento de interés mundial en plena celebración del cuarto centenario de la terminación de las obras. Alrededor de 3.000 personas recorren diariamente este combinado perfectamente hermético diseñado por Juan Bautista de Toledo y realizado por Juan de Herrera, informa Ángeles García.
Dentro de los 207 metros cuadrados de largo por 161 de ancho se encierran los palacios de los Austrias y de los Borbones, la basílica, los panteones reales, la biblioteca y las salas capitulares. Con todo este conjunto, Felipe II quiso levantar una obra grandiosa integrada por un palacio para Dios, un panteón para sus padres y una choza para él.
Esta muestra de poder a través de la arquitectura, realizada con la solidez que permite la piedra granítica unida al hierro, es un monumento en el que junto a sus riquezas artísticas se contienen leyendas de tintes inquisitoriales que sirven de reclamo para muchos de los visitantes.
Mal de la piedra en la catedral
Poco podía sospechar el obispo Mauricio que la obra gestada por su sana envidia hacia las catedrales góticas francesas iba a convertirse, 763 años después de su inicio, en un monumento de interés mundial, informa L. M. de Dios. Ni él ni el rey Fernando III El Santo, que colocó la primera piedra, allá por 1221, se imaginaban tampoco que algo tan raro como el llamado mal de la piedra amenazaría ocho siglos más tarde las ambiciones de eternidad que soñaron a orillas del Arlanzón.
La catedral de Burgos sigue despertando hoy como siempre montañas de admiración, pero ahora ensombrecidas por las moreduras que el tiempo y la enfermedad han causado en sillares y relieves. La piedra de Hontoria de la Cantera no es granítica, ni berroqueña ni muy dura: en invierno se humedece en demasía y se torna negruzca, y en verano se reseca también en exceso y se aclara su color.
Todo ello ha influido poderosamente en el nacimiento y desarrollo de un mal que ahora se quiere atajar mediante tartas de recuperación y restauración iniciadas hace cerca de cuatro años de forma un tanto tímida y potenciadas en los últimos tiempos.
El deterioro de algunas zonas de la catedral burgalesa es especialmente notable en las portadas de la Coronería, donde se hallan talladas en piedra las estatuas de los apóstoles, y de la Pellejería, ésta realizada por Francisco de Colonia en el siglo XVI y ya, por tanto, en estilo plateresco. En los relieves y en el cimborrio de la capilla mayor se aprecia asimismo el daño de esta enfermedad.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.