Infinitamente superior a la crueldad nazi
El resumen de 15 folios -sobre 50.000- que del informe Sábato ha sido dado a conocer a la opinión pública informa sobre 8.961 casos de personas desaparecidas de todas las clases sociales y ocupaciones, desde un 30,2% de obreros a un 0,3% de religiosos, pasando por un 3,8% de amas de casa y un 1,6% de periodistas. Excelentemente redactado -se advierte la mano de Ernesto Sábado-, ha obviado la publicación de nombres de militares implicados.Esta primera punta de información revela procedimientos de tortura, debidamente testificados, como el enterramiento hasta la cabeza, desnudos y hasta por cuatro días o más, de los prisioneros o la aplicación de electrodos múltiples por vía oral hasta el estómago. La señora A. Z., abogada, relata: ". ..cuando las personas llegaban allí eran llevadas a fosas que cavaban en la tierra con anterioridad, enterraban allí a las personas hasta el cuello, hasta que pedían que los sacaran para declarar. Los tenían sin agua y sin comida al sol o bajo la lluvia. De allí eran llevados a las salas de torturas...".
El ciudadano J. A. M testifica: "...los interrogatorios se hicieron luego más cortos, pero la picana era cada vez más fuerte persiguiendo con encarnizamiento los esrinteres, siendo verdaderamente horrendos los electrodos en los dientes; parece que un trueno te hace volar la cabeza en pedazos; y un delgado cordón con pequeñas bolitas que me introducían en la boca y que era muy difícil de tragar, pues provocaba arcadas.y vómitos, intensificándose por ello los castigos hasta conseguir que uno trague. Cada bolita era un electrodo, y cuando funcionaba parecía que mil cristales se rompían y astillaban en el interior de uno y se desplazaban por el cuerpo hiriéndolo todo. Eran tan enloquecedores que no podía uno ni gritar ni gemir ni moverse...".
El informe Sábato pasará, sin lugar a dudas, a los anales del horror humano y será de consulta obligada para psiquiatras en el futuro. Sólo con levantar este pico de la manta -más lo que se conoce extraoficialmente-, lo delatado sugiere que el refinamiento de las atrocidades es infinitamente superior a la crueldad nazi. La comisión Sábato no duda en afirmar que ciertos métodos de tortura aplicados por la dictadura argentina son "inéditos en el mundo". Se secuestró y torturó a los niños y a los impedidos fisicos.
El documento no da tregua a aquella barbarie: informa explícitamente que es imposible hablar de "excesos en la represión" por cuanto la represión fue diseñada exactamente así, en sus excesos, como un perfecto trabajo de Estado Mayor, destinado a aterrorizar a la población.
El informe recoge las declaraciones en 1977 del teniente general Jorge Videla, entonces presidente de la nación, sobre el caso de Claudia Inés Grumberg, menor de edad y lisiada de por vida: "El caso de esta niña a quien ustedes hacen referencia, que no conozco en detalle, entiendo que está detenida, a pesar de ser lisiada. Vuelvo a la parte inicial: el terrorista no sólo es considerado tal por matar con un arma o colocar una bomba, sino también por activar a través de ideas contrarias a nuestra civilización occidental y cristiana". Claudia Inés sigue desaparecida.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.