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Incidentes en el entierro del sacerdote francés muerto en Chile

La catedral de Santiago y la plaza de armas que la circunda se quedaron pequeñas para contener a los 15.000 santiaguinos que llegaron en la tarde del viernes para despedir los restos del sacerdote francés André Jarlan, muerto el martes durante el primer día de los actos de protesta contra el régimen militar chileno.La misa de réquiem por Jarlan se transformó en el acto más masivo de la serie de manifestaciones ocurridas durante esta semana en Chile, que dejaron nueve muertos, más de 100 heridos y por lo menos 1.000 detenidos.

La realización del acto religioso peligró hasta la última hora, ya que el Gobierno pidió al arzobispo de Santiago, monseñor Francisco Fresno, que suspendiera la misa o la programara en otro lado para evitar nuevos estallidos de violencia, solicitud que fue firmemente rechazada por la jerarquía de la Iglesia.

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Una columna de miles de habitantes de la población La Victoria, donde murió Jarlan tras haber trabajado como misionero durante un año y medio, caminó más de 10 kilómetros por las calles de la ciudad siguiendo el féretro del sacerdote, mientras miles de claveles blancos lanzados por el público cubrían el ataúd.

La multitud que se congregó en la catedral, calculada en unas 15.000 personas, cantó el Himno a la Alegría al despedir a Jarlan, mientras muchos levantaban carteles con la imagen del sacerdote y una leyenda que decía: "Resucitarás en la lucha del pueblo".

Un prolongado aplauso estalló cuando monseñor Fresno, un obispo estimado por muchos como demasiado moderado frente al régimen militar, levantó su voz para decir "cuando se trata de la muerte violenta, una muerte es suficiente. Y ya ha habido demasiadas".

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Al término de la misa se registraron incidentes cuando unos 1.000 manifestantes avanzaron sobre la policía al grito de "Pinocho, mafioso, mataste un religioso". La policía empleó sus porras antimotines para dispersar al grupo, dejando por lo menos ocho heridos.

Por otra parte, informa la agencia France Presse, el Gobierno chileno ha enviado a los consulados extranjeros y compañías aéreas internacionales una lista con los nombres de 4.943 personas que tienen prohibido su regreso a Chile.

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