Pinochet amenaza con llevar a los tribunales a los convocantes de las jornadas de protesta

El presidente chileno, Augusto Pinochet, amenazó con enjuiciar a los dirigentes que convocaron la protesta opositora de las jornadas de los pasados días 4 y 5, mientras miles de pobladores de barrios pobres dieron su último adiós al sacerdote francés André Jarlan, durante una misa en la catedral de Santiago, donde los manifestantes gritaban "La dictadura mató a nuestro cura".

"De las muertes culpo directamente a los señores que llamaron a la protesta. Éstos tienen que ser enjuiciados, porque hacer eso es aumentar la insubordinación, la rebelión", dijo Pinochet al comentar la situación. Agregó que sus partidarios le están pidiendo que "se actúe con otra mano, y eso es lo que se va a hacer". El sacerdote Jarlan fue uno de los nueve muertos durante las violentas jornadas del martes y miércoles, en las cuales resultaron heridos más de 100 manifestantes y por lo menos 1.000 fueron detenidos en todo el país.

Las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno entraron en un nivel de tensión y en algunos casos de ruptura a raíz de versiones contrapuestas en el caso del padre Jarlan. Mientras, el párroco de la población de La Victoria, donde murió Jarlan, Pierre-Dubois, ha reiterado públicamente que las balas asesinas provinieron de carabineros (policía uniformada) que entraron disparando a la población para disolver grupos de manifestantes que encendían fogatas.

"La bala que mató a Jarlan fue disparada por policías y atravesó el tabique de madera de la casa donde estaba el sacerdote Jarlan leyendo la Biblia", denunció Dubois. Varios periodistas que fueron testigos de los hechos confirmaron la versión. Pero el Gobierno descalificó las acusaciones de la Iglesia y dijo que los carabineros no habían disparado ninguna de sus armas. El Gobierno francés pidió una severa investigación judicial, mientras que la Iglesia se negó a suspender la misa de la catedral, ante requerimientos del ministro del Interior.

En la misa, cuyo desarrollo continuaba al cierre de esta edición, participó el obispo francés Guy Deroubaix, presidente del Comité Episcopal Francia-América Latina, quien vino especialmente a Chile. Simultáneamente, el presidente de la Conferencia Episcopal, Manuel Santos, arzobispo de Concepción, anunció la suspensión de la tradicional misa de tedéum que se realiza el 18 de septiembre de cada año con motivo del aniversario de la independencia nacional. En su lugar, dijo, se hará una misa de eucaristía "sin invitaciones oficiales", en lo que se interpretó como una respuesta a las duras críticas hechas por el Gobierno contra Santos.

El arzobispo había rechazado la versión oficial acerca de la muerte en presuntos enfrentamientos de tres supuestos guerrilleros en Concepción, 500 kilómetros al sur de Santiago. "Fueron simples asesinatos", dijo el arzobispo Santos, tras pedir una investigación judicial sobre el caso.

Entre tanto¡ toda la oposición chilena celebraba como un éxito la jornada de protesta, "sólo empañada por las muertes provocadas por la represión policial" dijo un dirigente de la Alianza Democrática. Por su parte, el Gobierno anuncio que tomará otras medidas para detener la ola de protestas.

Protesta española

Mercedes Rico, directora general de la sección de Iberoamérica del Ministerio español de Asuntos Exteriores, expresó ayer al embajador de Chile en España "la preocupación y el disgusto" del Gobierno español por la represión de las jornadas de protesta registradas en el país andino durante los días precedentes.