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El Gobierno amenaza a los productores de pollos con nuevas medidas si los precios no descienden en un 40%

Los productores de pollos de diversas zonas de España se han mostrado sorprendidos e irritados por la noticia de que el último Consejo de Ministros decidió autorizar por un mes la libre importación de carne fresca o refrigerada, con el fin de contrarrestar las fuertes alzas de precios. Pese a que el sector amenaza con adoptar medidas conjuntas de respuesta, ha trascendido que el Gobierno está dispuesto a endurecer su posición. Por si no bajan los precios cerca de un 40% con los varios millones de kilos que pueden llegar a ser importados, casi todos de Francia, la Administración se prepara a liberar las compras de pollos congelados, así como otras de precios similares, como el pavo, la oca y el pato.

Los precios cobrados por los productores se mantienen por encima de las 215 pesetas el kilo, cuando la Administración considera que la rentabilidad del sector no peligra si pasan de las 110 pesetas. La liberalización total de importaciones durante un mes, acompañada de la supresión del 13% de derechos arancelarios, persigue únicamente, según fuentes del Ministerio de Economía y Comercio, colocar dichos precios por debajo de las 154 pesetas, nivel desde el cual escalaron en la última semana de julio a 215,2 pesetas.No obstante, el Consejo de Ministros, tras escuchar informes en el sentido de que las alzas responden más a manipulaciones del sector que al aumento de la demanda por la afluencia de turistas (EL PAIS 6.8.84), decidió que la Administración vigile estrechamente el impacto de las importaciones. Así, en caso de que la entrada de carne del exterior hunda los precios más de lo previsto y su, nivel testigo se aproxime a las 110 pesetas, serían suprimidas las importaciones o reimplantados los aranceles.

Para evitar el fenómeno contrario -una escasa entrada en el mercado de pollos importados-, el Gobierno tomó el acuerdo de acompañar la libertad de importaciones, que propusieron los responsables de la Administración agrícola, con el de suprimir los aranceles, sugerido por el ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer.

Otras importaciones

Podría ocurrir, que fueran solicitadas muchas licencias de importación, pero que luego las dificultades de una contratación inmediata o el nivel de precios interiores y los aranceles desanimaran las entradas de carne.

En caso de que no tuvieran suficiente eficacia las medidas adoptadas, el Gobierno se mostró dispuesto a extender la libertad a los pollos congelados, e incluso a carnes también congeladas con precios similares y que son poco o nada frecuentes en el mercado español: el pavo, la oca o el pato. En países vecinos, como Portugal, las amas de casa encuentran en las tiendas estos productos competitivos con al pollo, tanto en precios como en calidad. Algunos de ellos proceden de Iberoamérica.

La dureza manifestada por el Gobierno, que analizó la situación y perfiló su estrategia en el Consejo de Ministros previo a las vacaciones, responde a que las impresiones de la Administración comercial apuntan que la carne de pollo pudo hacer subir por sí sola algo más del 0,2% el índice de precios al consumo de julio, que será elaborado por el Instituto Nacional de Estadística a finales de agosto. En el mismo mes del año anterior, todo el índice creció sólo 0,3%, debido a que el componente alimenticio se mantuvo en el 0%, como consecuencia de que las alzas en unos productos fueron compensadas por las bajas en otros. Pero las estimaciones del Ministerio de Economía y Hacienda señalan que ahora el subíndice de alimentación ha podido aumentar por los pollos 0,5 puntos.

Según portavoces de la Asociación de Productores de Pollos, las medidas han causado sorpresa e irritación, aunque hace tiempo que el Fondo de Ordenación y Regulación de Producciones y Precios Agrarios (FORPPA) amenazaba al sector con importaciones.

Para la Asociación Nacional de Mataderos Industriales de Aves, que organiza una reunión en Lérida o en Barcelona con el fin de tomar medidas contra la decisión gubernamental, las materias primas han subido en el último año un 44% y representan el 80% del coste de producción, debido al efecto de la subida del dólar en los piensos. Sin embargo, el Ministerio de Economía y Hacienda mantiene que la depreciación de la peseta enlo que va de año ha sido muy inferior a la registrada en 1983.

Fuentes de los granjeros de Cataluña, han declarado que la autorización para importar durante un mes ejercerá escasa influencia sobre la producción nacional, informa El tipo de pollos que se importan, de menor tamaño y color blanquecino, resulta poco atractivo para el consumidor español, acostumbrado al amarillento característico de las aves españolas.

Según Josep Anguera, miembro de la Unió de Pagesos, estas importaciones no influirán significativarnente en los precios. Tras recordar que en pocos meses la carne de pollo en vivo ha pasado de 80 a 153 pesetas el kilo, dijo que los costes de producción se sitúan entre las 130 y las 135 pesetas por kilo. No obstante, la totalidad de los beneficios actuales se destinan a paliar las cuantiosas pérdidas acumuladas durante casi dos años.

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