Los ministros de Exteriores de la CEE estudian hoy la postura comunitaria sobre el aceite y el vino españoles

Los ministros de Asuntos Exteriores de la CEE, al preparar la sesión de negociación con España que tendrá lugar mañana, martes, en Bruselas, abordarán hoy la cuestión del aceite de oliva y del vino, temas sobre los que España, en principio, quiere tener la postura comunitaria antes de adentrarse a negociar los detalles del capítulo agrícola. No cabe esperar el martes, señalaron fuentes comunitarias, posturas concretas sobre el vino y el aceite de oliva por parte de la CEE, aunque quizá sí, en el mejor de los casos, al menos aclaraciones de carácter general.

Se trata para los diez de tener un debate orientativo sobre la integración del sector de las materias grasas español en la CEE. La Comisión Europea presentó ya sus propuestas a los diez: una integración progresiva, desde el día de la adhesión y a lo largo de 10 años, del aceite de oliva español en el régimen comunitario, con ayudas a la producción, ayudas al consumo cuando sea necesario (es decir, para evitar que baje su consumo cuando aumente el precio del aceite de oliva español, acercándose al de la CEE) y un sistema de congelación durante cinco años, prorrogables otros tantos, del actual régimen comercial en España de los aceites de semilla y grano.El Reino Unido -y en menor medida la República Federal de Alemania (RFA)- se ha opuesto ya a esta propuesta en razón de su coste financiero, que la CEE calcula en torno a los 90.000 millones al final del período transitorio. La discusión parece centrarse sobre si hay que revisar o no la normativa general -o acervo- comunitaria en materia de aceite de oliva antes de hacer una propuesta a España sobre la base de este acervo o de un acervo reformado. ¿Pero hay tiempo para reformar esta normativa y a la vez acabar las negociaciones en el curso de este año? La respuesta parece negativa. Algo ha cambiado, sin embargo, en el panorama, y es la penetración de empresas francesas en el sector del aceite español.

En cuanto al vino y sus excedentes, es Francia la que quiere introducir el debate el lunes, agarrándose a las conclusiones de la cumbre europea de Fontainebleau. La CEE espera unos excedentes de vino para este año de 32 millones de hectolitros en los diez, y esta crisis afecta no sólo a los vinos de baja calidad, sino también a los de buen nombre en la RFA. La Comisión Europea, inspirada por su parte italiana, hizo unas propuestas para el caso español que eran discriminatorias hacia España por dos razones: la prohibición de exportar vino mezclado (blanco y tinto) o para mezclar -con lo que quedan protegidos los estrictos intereses italianos, cuyos vinos se mezclan con los franceses- y un sistema de primas para arrancar viñedos en España que no se aplicaría a los otros países, y que además, aunque sería financiado en parte por la CEE, costaría mucho más dinero aún a España.

Cambio de rumbo

Ahora la Comisión Europea parece cambiar de rumbo. El director general de agricultura de este organismo, Claude Villain, informó a los ministros de Agricultura de los diez el pasado lunes sobre las medidas que se podrían tomar para hacer frente a los excedentes de vino en toda la CEE: el suprimir 200.000 hectareas en cinco años, reduciendo así los excedentes en 22 millones de hectolitros. ¿Cómo?

Aplicando a toda la CEE el régimen de primas al arrancado de viñas que se proponía para España y algunas medidas (como la limitación de la irrigación o del añadido de azúcar al vino) que ya están unilateralmente en vigor en España. Con la prohibición de plantar nuevos viñedos en toda la CEE, la propuesta, con ser menos discriminatoria hacia España, congelaría el actual rendimiento de la viña española, que sólo alcanza una tercera parte de la productividad media del viñedo de los diez. La Comisión Europea hará propuestas formales en este sentido en el curso del mes de septiembre, pues el problema del vino es un problema comunitario y no directamente derivado del ingreso de España. Pero, de nuevo, ¿hay tiempo suficiente para concluir antes de fin de año?

Algo similar ocurre con la pesca, aunque este es ya un problema más concretamente derivado de las cuestiones que plantea la adhesión de España. La Comisión Europea, considerando que es necesario seguir con un sistema de licencias para la pesca española en aguas comunitarias, pero considerando también la necesidad de no presentar un sistema discriminatorio para España, está pensando en ampliar el número y el tamaño de las zonas sensibles y especiales, de modo que todos los Estados miembros -incluido España- pesquen en ellas con licencias. Esto permitiría en principio, aunque limitado, el acceso de los pescadores españoles al rico box irlandés, que la CEE, en su anterior propuesta, había prohibido a España. El sistema sería así menos discriminatorio. Éstas, entre otras referidas a los acuerdos de pesca de España con terceros países, son ideas que circulan en medios comunitarios y que aún no se han concretizado. ¿Hay tiempo suficiente para ello?

La CEE, por su parte, presentará el martes a España sus propuestas en materia institucional, incluida la participación española en el Banco Europeo de Inversiones y sobre la inclusión de la peseta en el ECU (unidad de cuenta europea), posibilidad que en principio se relega a 1990.