El presidente Betancur y el dirigente guerrillero Tirofijo firman la paz y ordenan a sus tropas silenciar las armas
Colombia se adentró ayer por el camino de la paz, después de más de 30 años de violencia. Dos hombres que ya han pasado a la historia de este país, el presidente Belisario Betancur y el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Manuel Marulanda Vélez, han dado a sus tropas la orden de cesar el fuego por un período de un año. En algún lugar de las montañas de Colombia, en la región del páramo de Sumapás, un campesino mestizo de aspecto temible, Manuel Marulanda, alias Tirofijo, que ha pasado 35 años de su vida con el fusil al hombro, hacía público a medianoche del domingo 27 de mayo su compromiso de detener la guerra. La orden está firmada también por los 27 comandantes de otros tantos frentes de las FARC.
En el palacio presidencial de Bogotá, esa misma noche, Belisario Betancur, que definió la paz como "aquella libertad tranquila", confirmó la orden de alto el fuego transmitida por su parte a Ias fuerzas armadas del Gobierno legítimamente constituido".Doce horas después de la entrada en vigor del cese el fuego, la capital de Colombia se detuvo por dos minutos para celebrar la paz. Miles de palomas sobrevolaron Bogotá, que se llenó de banderas blancas movidas al son de las campanas de las iglesias y de las bocinas de los automóviles. Para la tarde de ayer (casi la madrugada en España) había sido convocada una gran manifestación, en la que los colombianos, tristemente acostumbrados a la sangría diaria de la violencia política, respaldarían la gestión de paz de su Gobierno.
Belisario Betancur admitió en un mensaje dirigido a la nación en la noche del domingo que quedan muchas dificultades por delante "por la incredulidad de unos, la prevención de otros y la oposición de otros", pero dijo que "hemos abierto otra puerta y abriremos muchas más". El presidente colombiano afirmó que el estado de sitio vigente en el país desde el pasado 1 de mayo "es una situación absolutamente transitoria", y prometió levantarlo "cuando reaparezcan las condiciones mínimas de seguridad ciudadana y en la medida en que se extirpe por zonas el delito de la droga".
Betancur dijo que trabajará "para que la democracia no sea sólo un enunciado literario", y anunció que llevará al Congreso proyectos de ley fundamentales "teniendo en cuenta a los desprotegidos" y en la línea de "un gran acuerdo nacional".
Manuel Marulanda, por su parte, aseguró haber aceptado el cese el fuego con "total honestidad y sinceridad". Pidió al país "que tenga confianza" en las FARC, y anunció que si el acuerdo funciona durante un año, está dispuesto a reintegrarse a la vida política normal y hasta a "ir al Parlamento a defender al pueblo". El jefe de la principal organización guerrillera de Colombia, con 9.000 combatientes, consideró que el cese del fuego "no es ni una derrota ni una rendición", y recordó que "no hemos entregado las armas porque nunca no se ha hablado de eso".
En las próximas horas entrarán en funcionamiento varias comisiones encargadas de vigilar el cumplimiento del acuerdo, que exige a las FARC "condenar el secuestro la extorsión y el terrorismo en todas sus formas". Ayer, Marulanda declaró que "no somos terroristas" y que "la revolución no se hace con actos terroristas".
La explosión de esperanza en la jornada de. paz vivida ayer en Colombia no ocultó, sin embargo, el temor por las amenazas que se ciernen contra la consolidación del cese el fuego. En un dibujo aparecido ayer en un importante diario bogotano, Marulanda advierte a Betancur: "Bueno, si hay más secuestros y ejecuciones a nombre de las FARC, no somos nosotros"; el presidente, con cara de circunstancias, responde: "Exacto, si hay más acciones militares, ése no es mi Gobierno".
La caricatura, refleja el miedo a que otros grupos alzados en armas o fuerzas contrarias a la política de Betancur incrementen sus acciones en los próximos días para obstaculizar el cese el fuego. El martes, un grupo escindido de las FARC, el Brazo Armado Ricardo Franco, reivindicó la explosión de nueve bombas en Bogotá, con el ¡resultado de dos muertes. El Gobierno, por otra parte, ha acelerado la negociación con el segundo grupo guerrillero del país, el Movimiento 19 de Abril (M-19) a fin de firmar un acuerdo que, por el momento, se presenta difícil.
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