Atentado contra el teatro de Buenos Aires donde representaba Dario Fo
Una granada de gases lacrimógenos estalló el miércoles por la noche en la sala del teatro municipal General San Martín, de Buenos Aires, en momentos en que el actor italiano Dario Fo representaba su obra Misterio bufo ante 1.500 espectadores, entre los que se encontraban invitados especiales, parlamentarios y el actor argentino Luis Brandoni, asesor presidencial en el área de cultura.El martes, día del estreno de la obra en Buenos Aires, el periódico Tiempo Argentino, con la firma de su director, Raúl Burzaco, alertaba sobre el "teatro sacrílego" dentro de una política cultural que consideraba ya "bastante osada y errónea". Los sectores de la ultraderecha católica presentaron una nota de protesta ante el Gobierno por el auspicio oficial que permitió la presentación de Dario Fo y su esposa, Franca Rame, en Argentina.
"Irreverente"
El público agotó las entradas puestas a la venta con cinco días de anticipación y colmó la sala en cada una de las funciones. A poco de iniciada la primera del miércoles, un hombre joven, no identificado, se levantó de su butaca y señalando a Fo le gritó: "Usted es un irreverente, un irreverente". Los espectadores reaccionaron con abucheos e insultos hasta que el personal de teatro retiró al agresor.
Dario Fo, desconcertado, pero sin perder el humor, decidió un intervalo de 15 minutos. Una vez reiniciada la obra, y cuando parecía haberse superado el momento de tensión, explotó una granada de gases lacrimógenos colocada debajo de una de las butacas en medio de la platea. Una niña, afectada por el estruendo y los gases, fue rápidamente atendida mientras el público se retiraba ordenadamente.
Dos jóvenes intentaron huir y uno de ellos fue retenido por los espectadores. Un grupo de madres de plaza de Mayo impidió que algunos hombres le golpearan y medió para que fuera entregado a la policía.
En el amplio vestíbulo de entrada al complejo teatral, donde se habían reunido quienes escapaban de los gases y quienes aguardaban para entrar a la función siguiente, Dario Fo improvisó un discurso para calmar al público. Desde unas escaleras, el actor italiano trató de explicar la obra, aunque admitió que "hay quienes nunca entenderán nada. Lo que yo hago aquí ya fue hecho en iglesias y nadie lo consideró irreverente. Si molesta a alguien es a los que especulan con la religión para impedir todo progreso social". Acompañado de un traductor que apenas podía hacerse oír entre las ovaciones del público, Fo recordó que "esto mismo ya me sucedió varias veces en Italia. Las granadas son iguales a las que usa la policía en todo el mundo".
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