Un sabio que se calla
Casi siempre el sabio no es el que más habla, sino el que más se calla. En el piano de jazz ha habido dos grandes lacónicos. Uno de ellos, Thelonious Monk, nos dejó hace dos años. Ahora ha muerto el otro, William Count Basie. Sus estilos, pese al común gusto por la economía, eran totalmente opuestos: Monk severo y esquinado, Basie todo delicadeza y elegancia. En el arco que había entre los dos cabe toda la historia del jazz.William Basie, Bill Basie, el Conde, miembro -como Ellington, Oliver o Hines- de una aristocracia acaso menos ficticia que la otra, llegó al jazz a través de las enseñanzas de Willie Smith, apodado El León, y sobre todo del gran Fats Waller, con quien también se hizo organista. En Kansas City, al entrar en contacto con un swing que empezaba a nacer como corriente musical ' configuró su estilo. Aprendió que lo esencial en ese swing no era tanto lo que se tocaba como lo que no había que tocar.
5n 1936, Count Basie presentó en Nueva York su primera orquesta, la banda que, entre las muchísimas que hicieron gran música en la época del swing, iba a ser la mejor. En ella estaban, como solistas, auténticas leyendas de la historia del jazz. La crítica destaca sobre todo lo que, para la evolución del jazz, supuso la confrontación de los dos saxos tenores: el tejano Herschel Evans, representante del viejo estilo, y Lester Young, el Presidente, que anunciaba todo lo que estaba por venir.
Pero lo importante de esa orquesta era en realidad la sección rítmica, en la que el Conde al piano, con el contrabajista Walter Page, el batería Jo Jones y, Freddie Green a la guitarra, funcionaban con la precisión, no de un reloj, sino de otra máquina más compleja y misteriosa. Eran el corazón del ritmo.
La continuidad del concepto rítmico instaurado por ese cuarteto posibilitó que la orquesta pudiera sobrevivir a los cambios de los años cuarenta y eso que uno de los primeros fue la deserción de Lester Young. Gracias al ritmo, en el que la guitarra de Green estuvo hasta el final, la banda de Basie ha podido llegar a nuestros días, con solo un pequeño intervalo, a comienzos de los cincuenta, en el que hubo que reducir la formación.
El paréntesis fue breve, pero significativo. En su segunda gran época, la banda de Basie dió un giro completo y, pese a contar con intérpretes excelentes, fue dominada por los arregladores: Neal Hefti, Johnny Mandel, algunos músicos de la banda, como Frank Foster o Ernie Wilkins.. ., tráen nuevos títulos que, con frecuencia, son elogios indisimulados del jefe. Sólo está a su altura Duke Ellington, con quien protagonizará un encuentro memorable.
Así llegó hasta hoy. En los últimos años teníamos noticias de que estaba enfermo, de que iba en silla de ruedas y había suspendido las giras. Pero seguía sacando discos y, sobre todo, era tan inconmensurable que parecía que iba a estar siempre con nosotros, como la torre Eiffel o las pirámides de Egipto.
Babelia
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