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La oposicion parlamentaria al minado de puertos nicaragüenses plantea a Reagan dificultades en su política centroamericana

El Congreso de Estados Unidos, en pleno y prácticamente por unanimidad, decidirá seguramente prohibir a la Administración del presidente Ronald Reagan la utilización de cualquier tipo de fondos federales para la colocación directa o indirecta de minas submarinas en Ios puertos de Nicaragua. Trece representantes demócratas han solicitado al ministro de Justicia que nombre un investigador oficial para determinar las responsabilidades de la Administración, incluido el presidente, en el minado de los puertos nicaragüenses. Las diferencias entre el Congreso y la Casa Blanca nunca habían llegado a tal extremo en el litigio centroamericano. La política de Reagan en el área se encuentra en una difícil situación.

La votación de la Cámara era esperada para última hora de ayer en Washington (madrugada en España), aunque no se descartaba que se aplazara hasta hoy debido a la virulencia del debate político. Los líderes del legislativo, entre ellos Thomas O'Neill, presidente de la Cámara de Representantes, calificaron la intervención de la CIA en esta cuestión como "terrorismo de la peor clase".Buena muestra del malestar que sienten los parlamentarios es la decisión de 13 de ellos de pedir a William French Smith que nombre un investigador que analice en profundidad, y hasta sus consecuencias, las responsabilidades de la Administración Reagan en unas actividades que pueden suponer una violación de la ley de neutralidad estadounidense.

La ley de neutralidad data de 1794 y estipula que "quien se dedique intencionadamente a preparar, abastecer de medios o participe en una expedición militar o naval contra el territorio de un Estado extranjero con el cual EE UU está en situación de paz deberá pagar 3.000 dólares (unas 450.000 pesetas) de multa o será encarcelado por tres años".

Las votaciones del Senado, el martes; de la Comisión de Exteriores de la Cámara, el miércoles, y el Pleno de la Cámara, ayer sobre el minado de los puertos de Nicaragua ponen en serio peligro el futuro de los 21 millones de dólares (3.150 millones de pesetas) que la Casa Blanca pretendía asignar a los contras.

Los antisandinistas, sin fondos

Según funcionarios gubernamentales, los antisandinistas pueden quedarse sin fondos para operar en cuestión de semanas.Si esto prospera, se dice en medios del Congreso, la CIA debería suspender sus operaciones de respaldo táctico a las antisandinistas Fuerza Democrática Nicaragüense y ARDE -que ayer se atribuyeron la colocación de las minas-, lo que supondría un nuevo revés a la política exterior de Reagan, que ya salió malparada de Líbano. Nadie duda que, en época de elecciones, Walter Mondale y Gary Hart van a multiplicar sus críticas a la Casa Blanca por la política en Centroamérica.

El subsecretario de Estado, Kenneth Dam, que compareció el miércoles ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, justificó -aun sin admitirla y sin decir si continuará o no- la colocación de las minas como un "acto de defensa propia colectiva", afirmación que el ex enviado de Reagan a la región, Richard Stone, secundó al decir que "una clara consecuencia" de un abandono de los contras será "un aumento de la guerra y la destrucción de El Salvador, probablemente de Guatemala y, quizá, incluso, de Honduras".

La probable resolución del Congreso de prohibir el uso de fondos de EE UU para "planificar, dirigir, ejecutar o apoyar la colocación de minas en aguas terrotoriales de Nicaragua" no es vinculante para Reagan, quien podría obtener el dinero de fondos de emergencia, pero representa una clara muestra del sentimiento legislativo contra tales actuaciones. Además, se produce en un momento en que la Administración parece dispuesta a suspender su ayuda a los contras con tal de que la ayuda de 64 millones de dólares para El Salvador pase sin problemas en el Congreso. Un alto responsable del Gobierno dijo que la tormenta en el Capitolio en torno a la cuestión de las minas "ha brindado al Congreso una cortina de humo tras la que esconderse y una perfecta excusa para no acudir en ayuda de El Salvador".

El canciller nicaragüense, Miguel D'Escoto, por su parte, mantuvo una entrevista con el secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, en Nueva York, en la noche del miércoles, para protestar por la actitud estadounidense, que, dijo "viola las leyes de convivencia internacional".

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