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SANIDAD

El ministerio hará pública hoy la información que tiene sobre el doctor Amat

El Ministerio de Sanidad y Consumo presentará hoy la información completa de que dispone sobre el caso del médico Joaquín Amat, autor de un supuesto tratamiento contra el cáncer. Para ello se ha recabado la opinión de los colegios oficiales de médicos y de farmaceúticos, así como la de un grupo destacado de oncólogos. Con esta actuación, el ministerio pretende zanjar un asunto en el que su ambigua actitud -propiciada por lo que las autoridades sanitarias piensan que es una falta de operatividad de las comisiones deontológicas profesionales- ha convertido en asunto de interés nacional lo que, según todos los datos disponibles, no pasa de ser un simple caso de curanderismo.Fuentes consultadas por EL PAÍS han coincidido en señalar la debilidad del sistema jurídico español en casos como éste, que resultan difíciles de encajar en el supuesto de delito contra la salud pública, puesto que las fórmulas utilizadas por Amat son, al parecer, inocuas. Sin embargo, existe la posibilidad de tipificación del caso como delito de estafa, debido a las altas cantidades cobradas por Amat a sus pacientes, muchos de ellos desahuciados. De todas maneras, en cuanto a un posible delito contra la salud pública se subraya en el terreno médico el daño hecho por Amat a muchos pacientes, quienes, confiados en la cura milagrosa del doctor Amat, han descuidado el tratamiento que venían aplicando contra el cáncer que sufrían, el cual en muchos casos tiene un alto porcentaje de curación.

La falta de una definición oficial tajante ha sido constante en la actitud ministerial, que en vez de frenar las actividades de Amat, que no ofrecen credibilidad alguna a científicos y a médicos, le instó a que presentara un protocolo para ensayos clínicos en humanos. Amat presentó dicha petición el 18 de enero de este año, y posteriormente el Ministerio de Sanidad, tras haber prohibido la incorporación de nuevos enfermos al tratamiento del médico, le pidió nuevos datos para completar el protocolo, lo que produjo automáticamente una elevación de la notoriedad del doctor entre enfermos de cáncer.

Mientras tanto, Amat alimentaba esta notoriedad hablando de fórmulas magistrales y de la necesidad de patentar su producto en Suiza (país donde no se exige ningún requisito de calidad o novedad para las patentes, sino que éstas son concedidas automáticamente) para evitar que se lo robasen. Frente a esto, la inspección sanitaria descubría en la farmacia de Castellón donde se elaboraban los productos inyectados a los enfermos en la clínica de Alicante donde ejercía Amat que las fórmulas utilizadas eran variables, inocuas, y que su composición consistía en sustancias tan conocidas como glucosa, sulfato magnésico, urea, etanol y suero fisiológico.

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