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En 1983, la URSS obtuvo la mejor cosecha de cereales de los últimos cinco años

Pilar Bonet

La producción de cereales en 1983 en la URSS ha supuesto un punto de inflexión en la mala racha de cosechas, comenzada en 1979. El resultado, sin embargo -algo más de 190 millones de toneladas-, está por debajo del nivel previsto -un mínimo de 238 millones de toneladas, según el plan- por las autoridades soviéticas, que, tras el relevo en el Kremlin, insisten en la necesidad de "profundos cambios cualitativos" en la economía en el marco de un sistema de planiricación centralizada que no se cuestiona.

El dato de la cosecha, al igual que en 1981 y 1982, celosamente guardado al publicar las estadísticas anuales, fue dado a conocer a principio de este mes por el líder soviético Konstantín Chernenko. Tras la cosecha récord de 1978, que alcanzó los 237 millones de toneladas, y el declive posterior, las estimaciones norteamericanas para los ejercicios de 1981, 1982 y 1983 preveían recolecciones de 160 millones, 180 millones y 200 millones de toneladas, respectivamente.El Departamento de Agricultura norteamericano tiene ciertamente motivos de peso para estar informado. Según un acuerdo firmado en 1983, la URSS se ha comprometido a comprar un mírilmo de nueve millones de toneladas anuales de cereales a EE UU hasta 1988. Los granjeros estadounidenses verían, sin duda, con buenos ojos que su país recuperara la posición de principal proveedor de cereales a la URSS, perdido a consecuencia del embargo impuesto a Moscú, entre enero de 1980 y abril de 1981, por la intervención soviética en Afganistán. Aquella medida política, adoptada por el presidente Carter, ha actuado de hecho como un bumerán. El programa de alimentos aprobado en 1982, y basado en la mejora de las condiciones técnico-materiales de la agricultura y de los incentivos materiales para los trabajadores del campo, ha supuesto un paso importante en los intentos de saneamiento agrícola, iniciados por Breznev ya en 1965.

Diversificar las compras

La URSS ha diversificado además sus fuentes de aprovisionamiento de cereales. Otros países no le han hecho ascos a los herederos oficiales de Lenin. Canadá y Argentina venden, respectivamente, cinco y cuatro millones de toneladas anuales. Australia, Nueva Zelanda, Brasil y Europa occidental, otras cantidades menores. Expertos occidentales calculan que las necesidades mínimas importadoras de la URSS -reposición de reservas y aumento del número de cabezas de ganado- son de 20 millones de toneladas anuales y que las importaciones de cereales -un dato que no se publica- en 1982 y 1983 se aproximaban a los 50 millones de toneladas anuales. Expertos económicos creen que las importaciones de trigo irán disminuyendo en el futuro en función del desarrollo agrícola, para dejar paso a las importaciones detecnología sofisticada para esa rama de la economía. Pese a ser uno de los más importantes importadores de trigo del mundo, la URSS exporta cantidades de este cereal a países amigos y del Tercer Mundo -entre ellos se cuentan Checoslovaquia, Polonia, Angola, Etiopía, Cuba y Nicaragua- a precios más baratos que en el mercado mundial. Así, Nicaragua, por ejemplo, ha recibido trigo de la URSS de procedencia canadiense.Los medios oficiales soviéticos repiten cada año que el abastecimiento de pan de la población está asegurado, aunque se desconozca qué porcentaje del mismo viene del extranjero. El kilo de pan de trigo ha mantenido estable su precio, año tras año, en 32 kopeks (un rubio vale 100 kopeks, algo más de 200 pesetas). Mayor problema que el trigo supone el abastecimiento de carne y leche, cuya producción se encuentra prácticamente estancada en los últimos años.

Los buenos resultados de la economía soviética en 1983 -incremento del 3,1% en el PNB, del 4% en la producción industrial, del 5%. en la producción agrícola; del 3,5% en la productividad laboral, en general, y del 6% en la productividad agrícola, en particular- harán difícil, en opinión de expertos económicos, que la nueva directiva soviética se desvíe del rumbo económico marcado por Yuri Andropov en el sentido de un mejor aprovechamiento de los recursos, mayor racionalidad y disciplina en el trabajo, así como potenciación del rendimiento personal ligado a la retribución del trabajo. Observadores occidentales en la capital moscovita señalan que la agricultura soviética necesita urgentemente una reforma radical, de la cual va a depender en gran medida la evolución económica del país. Mijail Gorbachov, considerado uno de los íntimos colaboradores de Andropov y secretario del Comité Central del PCUS desde 1978, es el responsable de cuestiones agrícolas en el seno del Politburó del PCUS.

Bajo rendimiento

Además de las condiciones climáticas -desfavorables en casi todo el país-, la agricultura soviética se ve aquejada de cuantiosos males organizativos, reconocidos en gran parte por las autoridades del país y los medios de comunicación. El rendimiento agrícola es todavía muy bajo para la proporción de recursos que se invierten en el campo. Recientemente, el periódico CeIskaia Jizn (Vida Agrícola), publicado por el Comité Central del PCUS, denunciaba el caso de la región de Novgorost, en la República socialista soviética, donde se habían invertido 35 millones de rubios anuales en abonos para obtener una cosecha cuyo valor era de 25 millones de rubios. El denominado "complejo agroindustrial" se lleva cada año un tercio de las inversiones de capital. En 1984, la inversión prevista en la agricultura es de 38.000 millones de rubios, lo que supone más del doble de los gastos que oficialmente se presupuestan para defensa en la URSS.La agricultura da trabajo al 23% de la población activa y supone un 17% de la renta nacional. De la superficie total de la URSS, sólo un 10% es apto para el cultivo. El restante 90% incluye enormes extensiones de selva boreal, tundra, montañas y pantanos que por sus características no son aptos para la agricultura o exigen una enorme inversión previa. De la superficie cultivada, un 60% está dedicado a los cereales (de ella, un 50% al trigo). La parte europea suroccidental de la URSS -Ucrania, norte del Cáucaso- y las denominadas tierras negras, por la fertilidad de su suelo chernozem, así como Kazakistán, Siberia occidental y los Urales, son las principales zonas productoras de trigo en la URSS. La habilitación de nuevos terrenos en las tierras vírgenes de Kazakistán y Siberia occidental ha facilitado la introducción del maly, aunque no en todas partes se reúnen las condiciones de maduración de este cereal, que en general se utiliza para forraje sin haber germinado. Atentos seguidores de la economía soviética creen advertir en los últimos tiempos un mayor énfasis en la siembra de maíz -una manía de Nikita Jruschov, a quien llamaban de apodo el Kukurisnik (del ruso kukuris, maíz) por su insistencia en el tema

'Koljozi' y 'sovjozi"

En la agricultura soviética existen dos tipos de unidades básicas de producción: los koljozi, o granjas colectivas, y los sovjozi, o granjas del Estado. En los koljozi, la remuneración depende de los ingresos totales de la unidad productiva y de la participación del trabajador en el logro de los mismos. En los sovjozi, que actualmente tienden a predominar y a englobar a los koljozi, los obreros son pagados de acuerdo con las reglas vigentes para las empresas industriales.Cada koljoziano tiene derecho a poseer una pequeña parcela de tierra para su uso y explotación particular. El tamaño de esta parcela es determinado por el koljoz, pero generalmente no puede exceder la media hectárea. La producción de estos terrenos, vendida en los mercados campesinos a precios fijados por la oferta y la demanda, constituye una importante compensación de las deficiencias de la producción estatal. Según datos oficiales, el 8% de las hortalizas y el 32% de las patatas comercializadas proceden de estas haciendas auxiliares. Expertos agrícolas occidentales calculan que el 40% de la producción agrícola comercializada viene de esta agricultura privada.

En invierno, en Moscú, por ejemplo, cuando pepinos o tomates son inexistentes en los comercios estatales, los koljozianos los venden en el mercado libre a 10 y 16 rubios, respectivamente. En verano, cuando los tomates aparezcan efimeramente en el mercado estatal a dos rubios el kilo, los koljozianos bajarán sus precios hasta siete u ocho rubios, como ya ha sucedido con los primeros pepinos primaverales, que acaban de aparecer en los comercios del Estado moscovita a dos rubios el kilo, mientras que los koljozianos los venden a siete. Las trabas legales para evitar la especulación desalmada en este terreno no parece que hayan dado los resultados apetecidos. Los impedimentos para desplazarse a las ciudades con productos agrícolas sin licencia de venta son, en gran parte, ineficaces por la misma necesidad de mantener un abastecimiento de verduras frescas en las ciudades, aunque sea a precios prohibitivos.

Durante el mandato de Andropov se ha tratado de potenciar el sistema denominado de contrata colectiva, cuyo rasgo fundamental es que la remuneración del grupo o brigada de trabajo depende del volumen y calidad del producto obtenido.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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