Las desdichas de la deuda exterior argentina

( ... ) Las razones por las que Argentina ni siquiera puede hacer los pagos mínimos necesarios para mantener su deuda no están del todo claras. Quizá los argentinos estén tratando de presionar a los bancos para obtener concesiones en las tasas de interés. Pero lo más probable es que el impago de intereses sea sólo un aspecto -y quizá no el más urgente- de los abrumadores problemas económicos del Gobierno elegido en otoño.Un Gobierno que está dedicándose con especial valor a enjuiciar los delitos de la Junta Militar precedente. Al mismo tiempo trata de quitarse de encima alguna de las exigencias económicas de la oposición política peronista, de cariz nacionalista y populista. Con esta idea, el Gobierno se ha comprometido imprudentemente a mantener el crecimiento de, los salarios reales; es decir, se ha comprometido a que los salarios crezcan más que la tasa de inflación. Por desgracia, el Gobierno ha minusvalorado constantemente la celeridad con que aumenta la inflación. Solamente en el mes de febrero los precios aumentaron un 17%. El Gobierno está siendo acorralado: los sindicatos peronistas quieren una congelación de precios y un mayor incremento salarial, mientras que los empresarios desean una restricción de salarios y una libertad de precios.

La máxima prioridad de Buenos Aires es controlar la inflación y alentar el crecimiento económico con métodos que no irriten más a las fuerzas que dividen el país. Pero los argentinos no necesitan percatarse de que dejar de pedir prestado a la banca extranjera sólo empeoraría las cosas. En Argentina, y en otros países latinoamericanos deudores, hay una creciente inclinación a atacar a los bancos extranjeros y al Fondo Monetario Internacional por sus consejos de austeridad. El gesto argentino de cancelar la semana pasada un acuerdo de préstamo stand-by con el FMI es señal de una atmósfera deteriorada. Cierto es que los bancos estadounidenses se verán perjudicados si Argentina deja que crezcan los atrasos, pero ello solamente sería el principio del desastre. Si el crédito internacional se retirara de la economía argentina, los efectos se harían sentir rápidamente en el comercio del que vive Argentina y muchos otros países, incluido Estados Unidos.

17 de marzo