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Reportaje:Ametrallamiento de dos pesqueros españoles en aguas francesas

Indignación en Ondárroa, una villa marinera vasca que es víctima de la política pesquera de la Comunidad Europea

PATXO UNZUETA"Esas aguas son más nuestras que de ellos. Desde los 14 años he ido yo allí a pescar, y antes fueron mi padre y mi abuelo. Hace siglos que venimos pescando en esa zona y ahora alguien decide que no se puede, no nos dejan ni respirar, y encima nos cañonean". Ramón Iriondo, uno de los patrones del Burgoa Mendi, del que también es armador en sociedad con otros ondarreses, no había salido esta vez a la mar. Tras una reunión celebrada a media mañana de ayer en la Asociación de Armadores, sus palabras resumían el ambiente de indignación reinante en el pueblo.

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Ondárroa o el mar. Toda la vida del pueblo, 12.000 habitantes, gira en torno a la pesca, y la ballena, la temible ballena que los antepasados de los arrantzales (pescadores) de hoy persiguieron hasta aguas de Terranova, figura desde siempre en el escudo de Ondárroa. La flota actual está compuesta por algo más de un centenar de barcos, de los que 92 son de altura, arrastreros. Son los barcos de este tipo los más afectados por la extensión a 200 millas de las aguas jurisdiccionales de los países ribereños de la Comunidad Económica Europea. De los 164 arrastreros matriculados en el País Vasco a mediados del año pasado, 68 pertenecían Pasajes y cuatro a Bilbao. El resto, el 56%, tienen su base en el puerto de Ondárroa.Hace 20 ó 30 años la mayoría de los pesqueros eran de bajura como los del vecino puerto de Bermeo, pero en los años sesenta y setenta se transformó totalmente la flota. Actualmente, el 45% de los barcos tiene una antigüedad de entre cinco y 10 años, y el 35% entre 10 y 20 años. No se puede considerar una flota vieja, pero hace años que no se construyen nuevos barcos, por lo que parece inexorable la tendencia al envejecimiento, justo cuando se debiera tender a la modernización cara al ingreso en el Mercado Común. La tripulación de cada embarcación está compuesta por dos patrones, el de pesca y el de navegación, un piloto y entre 10 y 15 marineros.

Arriesgar antes que claudicar

Algunos barcos de los que iniciaron el regreso nada más tener conocimiento del ataque de las fuerzas navales francesas el miércoles, entraron a puerto durante la mañana del jueves y descargaron el pescado. Los arrastreros de Ondárroa han frecuentado desde siempre los caladeros de la costa francesa, del Gran Sol y de las costas irlandesas e inglesas. Según el destino y las características del barco, cada viaje dura entre siete y 15 días, raramente más. Merluza, rape y besugo son las especies preferentemente capturadas.

Según el director de la sucursal de una Caja de Ahorros, vecino de la localidad y buen conocedor del mundo de la pesca local, la situación económica de Ondárroa no ha dejado de deteriorarse desde la entrada en vigor, en enero de 1917, de la cláusula de las 200 millas, si bien la audacia de los pescadores locales, "que han preferido arriesgar antes que claudicar", ha retrasado la crisis.

A diferencia de Pasajes, cuyos armadores son en general inversores que poseen varios barcos y no participan directamente de la vida marinera, "los armadores de Ondárroa suelen ser patrones en activo o antiguos patrones que se han asociado para comprar el barco y cuya familia participa en las faenas. Un hijo es tripulante, otro trabaja en la lonja, o con las redes, o el hielo. Todos trabajan. Por eso, para comer tienen que arriesgar, y claro, arriesgan, porque con los 54 días de pesca al año que concede la CEE no se puede vivir".

Patxi es el patrón de un pesquero que regresó a puerto a última hora del miércoles. "Amenazar con ametrallar han hecho muchas veces, pero nos ponemos en cubierta y no se atreven. Aunque la dotación de la patrullera francesa Ancelle ya abordó el año pasado a dos barcos de aquí, el Leizarre y el Aralarco Mikel deuna, con el comandante obligando pistola en mano al patrón a regresar a puerto. A mí me persiguieron hace 20 días. Estábamos a 130 millas y me siguieron hasta entrar en aguas españolas. Cuando navegábamos por aguas internacionales se lo dije por radio al comandante de la patrullera, que no tenían autoridad para perseguirnos en esas aguas. Me respondieron que no tenían autoridad pero sí fuerza, y que siguiéramos adelante. Yo les dije que esa fuerza mejor hubieran hecho en utilizarla contra los alemanes cuando les invadieron".

También a Ramón Iriondo le persiguieron hace un mes. "Oímos por la radio que pedían información a Burdeos sobre si teníamos antecedentes o no. Les respondieron que no, pero que de todas formas nos obligasen a volver a puerto. Nos siguieron hasta 12 millas del cabo Matxitxako y se fueron. Regresamos a alta mar y cuando nos encontrábamos a 100 millas de la costa, otra vez nos obligaron a regresar. En total, 48 horas quemando fuel a toda máquina y perdiendo pesca. En plan provocador. No hay derecho".

Lo que más indigna a los pescadores de Ondárroa es la falta de reciprocidad en la cuestión de las importaciones. Según un estudio reciente del Gobierno vasco, España es el segundo país de Europa, detrás de Dinamarca, en consumo de pescado por habitante y año (32,7 kilogramos). La disminución de las capturas no ha hecho variar los hábitos alimentarios de los españoles, por lo que las importaciones han crecido espectacularmente. El saldo global de la balanza comercial pesquera ha pasado de un superávit, en 1977, de 5.783 millones de pesetas, a un déficit, en 1982, de 25.545 millones de pesetas.

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