Intelectuales catalanes reivindican un nacionalismo pluralista y no exclusivista

Una docena de intelectuales catalanes ha escrito y dirigido un manifiesto a los candidatos a la presidencia de la Generalitat de Convergéncia i Unió, PSC-PSOE, PSUC y ERC, en el que exponen, bajo el título El que realment és Catalunya, algunas ideas sobre el nacionalismo catalán y el futuro de Cataluña. Los firmantes del manifiesto son Josep M. Ainaud, Josep Benet, Xavier Bru de Sala, Josep M. Castellet, Narcís Comadira, Jaume Lorés, Pere Lluís Font, Casimir Martí, Josep Ramoneda, Eugenio Trías, Josep Termes y Ferran Mascarell. La mayoría de los firmantes del manifiesto se encuentran entre los promotores y participantes de las jornadas ¿Qué es España?, organizadas por el semanario El Món, el ayuntamiento de Gerona y EL PAIS, y celebradas los días 23, 24 y 25 de febrero. El manifiesto, que no ha sido distribuido regularmente, fue publicado ayer íntegramente por el diario Avui en sus páginas de opinión.El texto empieza señalando la insuficiencia de la Constitución y del Estatuto de Autonomía, a la vez que registra la existencia "de un verdadero debate a fondo alrededor del concepto de nación y de su aplicación a Cataluña". En este marco, los firmantes propugnan un debate crítico que permita una reformulación del nacionalismo catalán", después de advertir que catalanismo y nacionalismo son términos identificables, y las insuficiencias tanto de "las elaboraciones teóricas fundamentadas en los planteamientos tradicionales", como de "la pretensión de sustituir estos modelos insistiendo en el papel hegemónico de las distintas parcelas del Estado regenerado". Al respecto se dice más adelante que "el nacionalismo es un valor irrenunciable para un país y una situación histórica como la nuestra" y se le considera incluso como "un factor de dinamización interna".

El punto de partida de la reflexión, según el documento, debe ser el reconocimiento de la Cataluña real, como sociedad diferenciada y conflictiva". "Este planteamiento -aseguran- contempla la nación como una cristalización histórica y, al mismo tiempo, permite abandonar, por la evidencia de los hechos, las viejas teorías sobre el nacionalismo como una figura ideológica de una clase social para imponer espejismos. interclasistas a las otras".

El reconocimiento de la conflictividad de la sociedad catalana es presentado como condición indispensable de su propio desarrollo. Esta sociedad reúne además "todas las características para tener un Estado propio que no tiene. "La nación -catalana -se dice precisamente al término del documento- no puede renunciar a la voluntad de ser Estado". Los autores del documento piensan, por otra parte, que "hay que señalar como factor fundamental de la nación catalana un cierto carácter autosuficiente -aunque no autárquico- que se manifiesta tanto en el ámbito económico, como en el social y en el cultural".

El manifiesto propugna, como principio práctico de actuación, el del pluralismo, "que significa la imposibilidad de formular cualquier tipo de exclusión, política, social o cultural, de algún sector de esta sociedad o de algún proyecto que emerja en su seno. Nadie tiene derecho a imponer modelos únicos y definitivos sobre Cataluña". Junto a esta exigencia, los firmantes consideran que hay que exigir unos mínimos fundamentales "para que la nación catalana sea realmente la expresión de una sociedad plural": fortalecer lo que denominan "un catalanismo compartido"; "arbitrar formas de pacto"; evitar la imposición de modelos y valores culturales, así como la división entre comunidades culturales y lingüísticas; esforzarse por parte de todas las fuerzas políticas para normalizar el uso y la sítuación de la lengua catalana; apoyar y profundizar en el autogobierno.