Murió Julio Cortazar, escritor que unió al genio literario su actitud de compromiso con la liberación de los pueblos
El escritor de origen argentino Julio Cortázar (Bruselas, 1914), figura cumbre de la literatura contemporánea y renovador de la lengua castellana, falleció a mediodía de ayer, a los 69 años de edad, en el hospital Saint Lazare, de París, donde llevaba diez días internado a consecuencia de un agravamiento del proceso leucémico que padecía desde hace varios meses. El autor de Los premios, Rayuela y Libro de Manuel, títulos de una amplia obra literaria de cuentos, relatos, novelas y ensayos, supo compaginar el riesgo y la aventura estética de una prosa heterodoxa con el compromiso político, cívico y moral, en especial con los derechos humanos y los movimientos de liberación en América Latina. El mundo literario se conmovió ayer con su fallecimiento y recibió de sus amigos escritores el homenaje y reconocimiento de su genio literario. En estas páginas se recogen diversos testimonios y análisis de uno de los grandes escritores de nuestro tiempo y un humanista sensible a la injusticia.
El escritor argentino, nacionalizado francés, Julio Cortázar, una de las figuras más importantes de la literatura contemporánea, que unía a su genio literario el compromiso intelectual en favor de las luchas de liberación de los pueblos, falleció a mediodía de ayer, a los 69 años de edad, en el hospital Saint Lazare, de París, donde se encontraba internado. El novelista llevaba hospitalizado diez días, a consecuencia de un repentino agravamiento de la leucemia que padecía desde hacía varios meses. La noticia del fallecimiento fue facilitada por su primera esposa, Aurora Bernárdez.Julio Cortázar ha sido una figura cumbre de la literatura contemporánea y de la explosión de la novelística latinoamericana, un renovador de la estructura del lenguaje, que juega con elementos fantásticos sin perder de vista los condicionamientos de la realidad. Durante toda su vida compaginó la aceptación del riesgo literario y la aventura estética con el compromiso político, cívico y moral. Sus comienzos literarios, en los años 40, fueron la poesía y la crítica literaria, para iniciar en la década siguiente, con el exilio en París, sus libros de relatos, como Bestiario, Final de juego y Las armas secretas y su primera novela, Los premios, el camino de la literatura fantástica, con la parodia y el humor de sus búsquedas en el mundo del jazz, la canción y el cine.
El largo compromiso político del escritor con la libertad y la justicia en América Latina termina con su muerte, ya que este mismo mes se publica su último libro, Nicaragua tan violentamente dulce, cuyos derechos de autor "están íntegramente destinados al pueblo sandinista de Nicaragua. Un conjunto de 18 crónicas, algunas de ellas publicadas en EL PAÍS, sobre distintos aspectos de este país.
El libro sobre Nicaragua termina así: "Todo está tristemente claro: Nicaragua caerá si no multiplicamos nuestros esfuerzos solidarios, y esto significa algo más que leer un texto como éste y estar de acuerdo con él; significa una movilización ante los poderes nacionales en América Latina y en Europa -especialmente en España-, para que sepan que sus pueblos no toleran esa ejecución retardada, ese lento suplicio inferido con tanto cinismo. ¿Vamos a dejar sola a Nicaragua en esta hora que es como su Huerto de los Olivos? ¿Dejaremos que le claven las manos y los pies para que un insolente procónsul siga jugando con el resto del mundo en nombre de una pax... norteamericana?.En nurrierosas ocasiones públicas y por escrito Cortázar se refirió a su entendimiento del compromiso del escritor y su responsabilidad, que ha definido como Ia conciencia de la libertad y de la autodeteminación de nuestros pueblos y la decisión de participar en el proceso que los lleve a ellas o las consolide si ta están logradas".
Durante su última estancia en España, a finales del pasado mes de noviembre, para participar en Barcelona en un programa de televisión sobre Nicaragua, insistía en este periódico que "no se debe sacrificar la literatura a la política ni trivializar la política en aras de un esteticismo literario. Yo no creería en el socialismo como destino histórico para América Latina si no estuviera movido por razones de amor".
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