Reagan acusa a Moscú de violar varios acuerdos sobre armas químicas y biológicas
El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, en un informe enviado al Congreso, acusa a la Unión Soviética de violar los acuerdos sobre el uso de armas químicas y biológicas e incumplir el Acta Final de Helsinki.Reagan presentó un documento en el que denuncia violaciones, seguras o probables, por parte de la URSS, de siete compromisos sobre control de armas, al tiempo que reitera su voluntad de negociar nuevos tratados con los soviéticos.
Estados Unidos y la Unión Soviética reanudarán en Viena, el próximo 16 de marzo, las conversaciones para llegar a un acuerdo sobre reducción de tropas en Europa. Los otros dos foros negociadores, sobre misiles nucleares de medio alcance y sobre armas estratégicas, siguen congelados.
La agencia Tass calificó ayer de "acto provocador" estas declaraciones de Reagan, y lo acusó de lanzar una "odiosa campaña de calumnias contra la URSS en la esperanza ilusoria de justificar a los ojos de la opinión pública mundial las violaciones norteamericanas de los mismos acuerdos". Entre otras acusaciones, Washington asegura que la URSS, con su programa de "armas biológicas ofensivas" y la producción, transferencia y uso de toxinas y otros agentes químicos bélicos -empleados en Laos, Camboya y Afganistán-, ha violado repetidamente la convención de 1972 y el protocolo de Ginebra de 1925, que prohíben o limitan la utilización y almacenamiento de este tipo de armamento.
Asimismo, Reagan acusa a la URSS de no haber notificado con antelación la celebración de maniobras con más de 25.000 soldados -como exige el Acta Final de Helsinki-, de violar el tratado de 1972 sobre defensa antimisiles con la construcción de un radar en Krasnoyarsk (Siberia), y de incumplir el acuerdo SALT 2 (nunca ratificado por el Senado norteamericano) al codificar de forma excesiva los datos telemétricos de sus pruebas de misiles.
Por último, el documento de Reagan cree "probable" que la URSS haya violado el tratado de 1974 por el que se limita a 150 kilotones la fuerza explosiva de las pruebas nucleares subterráneas.
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