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Los nuevos pasos de un joven 'ballet'

El miércoles debuta en Madrid la compañía nacional de danza clásica con una directiva y un apoyo renovados

Gabriela Cañas

"Never's too late" (Nunca es demasiado tarde), dice Patricia Nery respecto a la tardía creación del Ballet Nacional de España. Patricia es discípula de Balanchine, autor de la coreografía de la obra Serenade, que se incluye en el repertorio que ahora presenta la compañía de ballet clásico en el teatro de la Zarzuela. Alguien por detrás apunta que Patricia Opina que este Serenade hecho por la compañía española es muy bueno. Que viene de otro sitio donde el resultado final no la ha satisfecho. Nunca es demasiado tarde para la danza, pero los comienzos son siempre más duros.Todo empezó un día de diciembre de 1977, cuando se autorizó una transferencia de crédito al Ministerio de Cultura, por importe de 25 millones de pesetas, para la creación del Ballet Nacional. Poco dinero, poca experiencia y, en lo que a danza Clásica se refiere, pocos nombres importantes entre los que elegir. Un año más tarde emprendían sus respectivas tareas Antonio Gades, un bailarín sobradamente conocido, que posteriormente sería sustituido por Antonio Ruiz -Antonio- y Víctor Ullate, un español rescatado de la compañía Siglo XX de Maurice Béjart. Hoy, desde hace sólo nueve meses, tras los; ceses fulminantes de Ullate y Antonio, María de Ávila lleva las riendas de un Ballet Nacional de España que para 1984 cuenta con un proyecto de presupuesto de 150 millones de pesetas para personal y 30 millones para dedicarlos a la coreografía.

Algunos de los objetivos fundamentales que animan a la creación de un ballet nacional y de unas compañías nacionales se pudieron cumplir, no obstante, desde el principio. Porque el primero de esos objetivos es que la gente, por el mismo precio por el que va al cine o al teatro, pueda ver un espectáculo de ballet. "Nunca se cubren gastos con la taquilla", dice María de Ávila. "Por eso estas compañías tienen que estar subvencionadas por el Estado. Una compañía privada no puede subsistir. Por eso la existencia de un ballet nacional es fundamental, porque la compañía privada no la puedes ver; la nacional, sí".

Luis Fuente y Ángel Pericet

El nombramiento de María de Ávila vino unido, al tiempo, a una reestructuración del Ballet Nacional. De dos directores se pasaba a uno solo, María, y bajo su mando, dos directores adjuntos. En esta ocasión coincide que ambos son españoles rescatados del extranjero, como lo fue Ullate. En el apartado de clásico -la compañía cuenta con 35 bailarines- está Luis Fuente, un hombre de 37 años que tuvo que irse a Estados Unidos porque su pasión era el ballet clásico "y aquí era imposible hacer nada". Miembro durante 10 años del Joffrey Ballet, Fuente incluso hizo un intento, seis años atrás, de formar su propia compañía en España, "pero me fue totalmente imposible". Luis Fuente dice ser más revolucionario que María y tener ganas de apostar por las cosas nuevas y, sobre todo, por los coreógrafos españoles. "Habría que contar, por ejemplo, con Víctor Ullate, pero eso tendría que decidirlo María, porque, además, hubo problemas con él que yo desconozco".

El director adjunto para danza española -la compañía tiene 40 bailarines- es Ángel Pericet, un bailarín sevillano de 52 años portador, por tradición familiar, de la escuela bolera, cuya vida profesional se ha desarrollado fundamentalmente en Suramérica. Tras tres meses de gira "de gran éxito" por Estados Unidos con una compañía y un repertorio heredado de Antonio, Pericet quiere ponerse a trabajar en febrero "para preparar un repertorio totalmente nuevo", dice. "No hay contratos firmados ni nada en firme, pero es posible que contemos con la colaboración de José Granero y Alberto Lorca y que yo haga también una coreografía". Según Pericet, hay una gran confusión en cuanto al baile español, porque "éste tiene un carácter propio, y creo que se estaba haciendo una enorme mixtificación y quiero recuperar la escuela bolera, porque es un patrimonio cultural muy nuestro que tuvo su esplendor en el siglo XVIII.

La importancia del 'ballet'

La base fundamental con la que cuenta el Ballet Nacional es que hoy nadie discute la necesidad de su existencia y su importancia, comparable a la de cualquiera de las demás actividades artísticas de las que se ocupa el Ministerio de Cultura. El proyecto de presupuesto para 1984 supera en más del 20% al del año pasado. En él no se incluyen muchos otros gastos que se derivan de las giras o contratos especiales a artistas ínvitados. Hace muy poco tiempo, Antonio se quejaba: "Los funcionarios no saben que las zapatillas rompen". Víctor Ullate es categórico: "Nunca había dinero".

" Los objetivos inmediatos del Ballet Nacional son enriquecer su repertorio y profundizar en las raíces del propio baile español", dice José Manuel Garrido, director general de Música y Teatro. "Ha de estar abierto siempre a coreógrafos ajenos al conjunto y a la coproducción con otros conjuntos privados. En otro orden de cosas, ha sido importante la aprobación del estatuto del Ballet Nacional, con fecha 8 de junio de 1983, por el que se regula la situación laboral de todos.los miembros del ballet".

El estreno de la semana

Cuando María de Ávila fue nombrada directora del Ballet Nacional prometió abrir caminos "a todos aquellos coreógrafos que tengan algo que mostrar". En el programa definitivo que se estrena el miércoles no hay, sin embargo, aportaciones nuevas nacionales. "Todo llegará por sus pasos", se defiende María de Ávila. "Es un repertorio sin innovaciones. Estamos emprendiendo la tarea de hacer ballets conocidos, tradicionales en todo el mundo, que se puedan ver también en la Scala de Milán, en París o Nueva York. Está a tono con las coreografías mundiales. Después buscaremos las raíces propias. De hecho, para el mes de mayo presentaremos una coreografia de Luis Fuente con música de Beethoven. Tiene que haber nombres extranjeros, porque aún no tenemos coreógrafos en los ballets mundiales. Pero tendremos".

El estreno estará marcado, pues, por el clasicismo. Para Ullate, reponer ahora el Serenade de Balanchine es como "retroceder 50 años". La Sinfonía Pastoral, con coreograffia de Milko Sparemblek, es quizá la parte del repertorio más novedosa. Dos de los artistas invitados, Cyrithia Gregory y Fernándo Bujones, del American Ballet de Nueva York, son, según los expertos, un gran acontecimiento. Dos números uno de la danza mundial. Mayores riesgos corre la dirección de la compañía con los pasos a dos de Juan Carlos Gil y Trinidad Sevillano, esta última una joven bailarina de 15 años que estudió en Zaragoza con María de Ávila.

El éxito de la nueva etapa depende, en cualquier caso, de la crítica y del público. Y después, la continuidad de los proyectos. "Queremos hacer una compañía de las mejores del mundo", dice Luis Fuente, entusiasmado. Y luego, una escuela nacional. "Es lo que nos haría falta", puntualiza María de Ávila. "Eso ya son palabras mayores", apostilla José Manuel Garrido.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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