_
_
_
_

Richard Marquand, sobre 'El retorno del Jedi': "El futuro es de los seres humanos"

El director inglés habla en Sevilla de la última entrega de 'La guerra de las galaxias'

Con 43 años, un físico dinámico y un talante sumamente inglés, Richard Marquand ha llegado a Sevilla con una curiosidad puesta en la frente que es como una pantalla de panavisión. Este hombre, director de la última parte, hasta el momento, de La guerra de las galaxias, titulada El retorno del Jedi, podría ser un profesor de Oxford que se toma unas vacaciones en la tierra de María Santísima para averiguar cómo se lo montaban los tartesos. Lleno de curiosidad, pregunta por la historia, la política y la vida de este país. Y entonces piensas que no es posible que este ejemplar de cineasta ilustrado sea tan exquisitamente intelectual. La respuesta es que Richard Marquand es un intelectual, pero no un teórico. De ahí qué El retorno del Jedi sea un filme espectacular, amén de otras cosas. Sobre su experiencia con la ciencia ficción dice Marquand: "El futuro es de los seres humanos".

Más información
'One from the heart', de Coppola, poco corazón y mucho neón

ENVIADA ESPECIAL, Hijo de un ministro de Sanidad británico, Hilary Marquand, criado en el seno de una clase media inteligente, estudiante en Cambridge y en Aix-en-Provence, que habla tanto en francés como en inglés, perfecto lector de castellano, aunque todavía no hable nuestro idioma, Marquand es el prototipo de ese súbdito británico viajero que se daba más a principios de siglo que en estos momentos. Si le hablas de Italia, él te habla de Italia. Si la conversación trata de Austria, él te habla de Austria. Y resulta un verdadero placer charlar con él. La película El retorno del Jedi se estrena en el Festival de Sevilla y el lunes 21 en pantallas comerciales.¿Cómo puede un hombre tan europeo haber rodado un filme tan americano como El retorno del Jedi? "Bueno, yo soy un inglés, es decir, un europeo, y me siento profundamente ligado al viejo continente. No sabría prescindir de este aspecto de mí. Sin embargo, en cine, lo que me excita, lo que me hace sentir, lo que me motiva, es lo que viene de América; es el cine americano. Yo creo que esto se nota muy bien en esta película. Y sonríe, pero no con ingenuidad yanqui, sino con vieja sabiduría de británico informado.

"A mí me hizo mucha ilusión que George Lucas me llamara para hacer esta película. He podido adaptarme perfectamente al sistema de rodaje, porque no se trataba de trabajar para un gran estudio, que generalmente va en contra del artista. Lucas es el productor y al mismo tiempo el autor de esta película. La guerra de las galaxias es algo así como Shakespeare, que puedes dirigirlo, entregarlo al público, pero sabes perfectamente que sólo has sido un instrumento. Lucas me escogió a mí, entre una lista de 60 directores, después de haber visto mis trabajos".

Marquand estaba entonces rodando en Inglaterra su película El ojo de la aguja, con Donald Sutherland. Una película basada en la novela del mismo título de Ken Follet, a cuya versión cinematográfica Marquand añadió mucho de sí mismo. "Lo que a mí me interesaba de la novela de Follet no estaba en la novela", dice, jovial. "El argumento era un pretexto para que yo ahondara en las relaciones humanas, que es lo que verdaderamente me importa, tanto en el cine corno en la vida. En esta película, El retorno del Jedi, es la forma en que aparece el futuro ante nosotros y cómo hasta los monstruos tienen un comportamiento lógico".

Hay que preguntarle cómo se trabaja con actores y muñecos a la vez. En este filme, salen muchos monstruos, más que en cualquier otra película de la saga, y Marquand, pese a ser un director de formación tradicional, ve en ello algo normal. "Para empezar, es una película de ciencia-ficción rodada como una ópera, con un sentido wagneriano. Con los monstruos he trabajado exactamente como si fueran seres humanos. En el interior de algunos muñecos, como Jada, había cámaras de televisión y tres hombres manipulando, porque uno se encargaba del movimiento de los ojos, otro de los brazos, otro de la convulsión de las carnes, etcétera. Pero yo al muñeco en su conjunto lo trataba como a un actor. Evidentemente, con mayor rudeza. Era una especie de ejercicio de expresión corporal realizado a través de la técnica".

La técnica. Estos días en el Festival de Cine de Sevilla se discute mucho acerca del cine del futuro. La proyección de One from the heart pone en la picota una cuestión apasionante: ¿deben las películas de mañana limitarse a una mera exhibición de poder tecnológico? Richard Marquand no cree que las cosas vayan a cambiar tanto. "¿Por qué tenemos que pensar que el futuro va a ser tan distinto, si el ser humano será fundamentalmente el mismo? Lo que cuenta son las emociones, los sentimientos, las relaciones entre las personas. Finalmente, dos seres humanos, desnudos, en la cama. La verdad final. Pienso que la técnica es importante, pero sólo en la medida en que nos sirva para reflejar nuestra vida".

Un ser solitario

El mundo de Muppets, que en parte refleja El retorno del Jedi, tiene mucho de nosotros mismos, aunque a simple vista no lo parezca. El peor de los monstruos es, en el fondo, un ser solitario, alguien que cree que es de otra forma a como los demás le conocen. Marquand pone un ejemplo, refiriéndose a sí mismo: "En el fondo de mi corazón yo creo que soy un joven de 19 años, sin canas, sin este pequeño estómago que me ha salido con el tiempo, sin cansancio. Conozco a alguien, un amigo mío americano, grueso y bajito, que siempre me dice que él es alto, delgado y que baila como Nureiev. Este tipo de sentimientos es lo que yo trato de reflejar aun en una película de encantadora y deliciosa ciencia ficción como El retorno del Jedi".En cuanto a George Lucas, Marquand se vanagloria de haber contado totalmente con su apoyo. "Siempre que pudo estuvo en el rodaje, y cuando no podía venir hablábamos durante mucho tiempo por teléfono y yo le mandaba filmaciones en vídeo de lo que había rodado. Siempre me defendió, porque es un hombre que ha luchado duramente para poder hacer el cine que le gusta. Puede tardar mucho tiempo en depositar su confianza en ti, pero cuando lo hace nunca te defrauda".

Durante estos días que Richard Marquand pasará en Sevilla -ciudad que nunca había visitado anteriormente- paseará por la ciudad en busca de los lugares adecuados en donde rodar uno de sus proyectos. Se trata de una historía de amor que empieza en París -en donde Marquand vive, alternando ésta con su residencia londinense- entre un fotógrafo y una muchacha.

La película acaba en España, al inicio de la guerra, en 1936, a donde el fotógrafo llega en misión informativa. Para el director "es una historia de amor, una historia de relaciones interpersonales, de esa última verdad que nos interesa a los seres humanos y que nunca morirá, a pesar del futuro y de las galaxias".

Galaxias que, por otra parte, le hacen muy feliz. "Con la pelicula El retorno del Jedi me acerco a un público mayoritario, que comprende a los niños de 12 años, pero también a aquellos que, como mis hijos mayores, tenían 12 años cuando se rodó la primera parte de la saga".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_