Los planes de estudio son "una losa cultural", según el secretario de la UIE

La actualización de los sistemas de edición de libros en función de los nuevos conocimientos científicos puede suponer una auténtica revolución en los planes de estudio, según afirma J. A. Koutchoumow, secretario general de la Unión Internacional de Editores, quien estos días participa en Liber 83, como prueba de apoyo a la iniciativa de los editores españoles.

Koutchoumow asegura que el libro vive un momento óptimo por el inmenso potencial de lectores existente y por la inyección renovadora que va a suponer la aplicación de las nuevas tecnologías a la industria editorial; actualización que supondrá una auténtica renovación del profesorado y de los sistemas de enseñanza, que, en opinión de Koutchoumow, están totalmente obsoletos, hasta el punto de ser una "auténtica losa cultural".

"Vivimos en un momento en que la gente quiere saber cada vez más y exige más información. El papel de los ordenadores y de las cintas magnéticas consistirá en almacenar y ofrecer todos los datos que se van conociendo en las distintas ramas del saber. Pero el soporte explicativo y unificador seguirá siendo el libro convencional".

El otro campo de actuación de los nuevos medios tecnológicos está en que los ordenadores pueden sustituir las guías telefónicas, los diccionarios y puede que las enciclopedias; todos aquellos volúmenes que habitualmente se usan para consulta.

El secretario de la Unión de Editores explica que sus afirmaciones se basan en resultados ya experimentados en países como Estados Unidos, donde las nuevas iniciativas con ordenadores y pantallas de vídeos están resultando ruinosas y no hay perspectivas para una salida económica aceptable.

La revitalización del libro

Pero más que de los vídeos, Koutchoumow se preocupa por las escuelas, centros de potencial revitalización del libro. "Hay una gran diferencia entre lo que se sabe y lo que se enseña. Y los profesores lo saben, pero hay una losa burocrática que hace que el aprendizaje sea lentísimo y desagradable para los estudiantes. Los editores queremos avanzar rápido y dar a conocer los últimos avances de la manera más rápida posible, pero nos encontramos con trabas tales como los presupuestos o la falta de cualificación del profesorado. Se convierte en un problema político lo que debe ser un problema de información, y, por eso, ante estas contradicciones, a las nuevas generaciones se les hurta la información que por derecho debieran tener".