Entre col y col

La col es una verdura utilizada desde tiempos muy remotos para paliar las enfermedades y robustecer el organismo. En Grecia se creía que su ingestión ayudaba a la mujer a recobrarse del parto, aumentando y mejorando la leche. Con este fin, pasados cinco días del alumbramiento, se organizaba un ritual donde se ofrecían a la madre diversas cantidades de coles, que ésta comía para augurar una buena lactancia a su bebé. En Roma, más sensuales y prácticos, pasaban de ritos, pero solían ingerirla como antídoto contra el alcohol, utilizando la típica lombarda. La tradición romana se ha mantenido popularmente en el país y en ciertas regiones se acostumbra a tomar un plato de lombarda antes de una copiosa comida, para prevenir los excesos del vino.Contiene sales minerales, azufre, hierro, cobre, magnesio, fósforo, calcio y las vitaminas C, B 1, B2, A, PP y caráteno o provitamina A. En su composición figuran grandes cantidades de vitamina C, siendo un alimento excelente contra el escorbuto y otras enfermedades originadas por la carencia de esta vitamina.

La col ejerce una acción muy saludable sobre los intestinos. Su zumo limpia y desinfecta el vientre, eliminando las lombrices cuando las hay. En los cólicos intestinales la col está muy recomendada; popularmente se utiliza un remedio bastante eficaz, hirviéndola dos veces y agregando en la segunda aceite, sal, cominos y harina de cebada cocida.

Las hojas de col frescas tienen propiedades excelentes para calmar los dolores reumáticos: hay que aplicar las hojas calientes sobre la zona dolorida y cambiarlas cada dos horas. También son útiles para mejorar y prevenir las varices: se escogen las más grandes y frescas y se recubren las piernas con varias capas, dejándose toda la noche.

Este producto vegetal posee además numerosas formas de preparación culinaria. Una de ellas es el famoso choucroute.