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La OTAN no cree que hay acuerdo en Ginebra antes de que se desplieguen los euromisiles

Andrés Ortega

"Los soviéticos no negociarán seriamente sobre las INF (fuerzas nucleares de alcance Intermedio) hasta que vean que desplegamos el primer misil en suelo europeo. Creen que aún pueden tener un veta", manifestó ayer el general Bernard W. Rogers, comandante supremo de la OTAN en Europa. El secretario general de la organización atlántica, Joseph Lans, en una declaración similar acusó a Moscú de hacer declaraciones en público que no se reflejan en la posición negociadora soviética en Ginebra. Entretanto, Washington tiene una nueva propuesta de negociación que plantear, siempre y cuando la URSS acepte el principio del despliegue occidental, señaló una fuente atlántica.

Luns y Rogers hablaron ante un grupo de periodistas con ocasión de las maniobras Autum Forge, pero, evidentemente, el interés estaba centrado en la cuestión ginebrina. Como señaló Rogers, "en diciembre tendrá lugar la primera prueba de la decisión y voluntad de la OTAN", pues, prosiguió el general, "si no se logra un éxito en la vía de la negociación, habrá que lograr un éxito en la vía del despliegue".En otras palabras, la OTAN piensa que los próximos meses serán, por decirlo lacónicamente, difíciles. Según fuentes occidentales, ya está establecida una lista de posibles blancos estratégicos para los Pershing 2 y los misiles de crucero. Un alto diplomático comentó que el otoño no será tan caliente como se espera. El movimiento pacifista está sufriendo un revés, pero la URSS no quiere llegar a un acuerdo antes de fin de año para no desinflarlo y porque tiene en marcha un programa de modernización de sus propias fuerzas nucleares; el acuerdo vendrá después.

El miércoles, el negociador norteamericano Paul Nitze explicó al Consejo Atlántico, reunido a nivel de embajadores, las últimas aclaraciones soviéticas sobre el significado de la expresión "desmantelamiento" de SS-20 de la zona europea, usada por líderes soviéticos en público. Según fuentes atlánticas, la confusa respuesta que Nitze recibió fue que los soviéticos estaban dispuestos a desmantelar "lanzadores" de SS-20, pero no los misiles en sí, y hasta un nivel igual al número de cabezas nucleares estratégicas francesas y británicas.

Es decir, la URSS conservaría en Europa 162 de estos cohetes. Dado el caracter móvil de los sistemas y la facilidad con la que podrían quedar recargados los lanzadores, la OTAN no está interesada en esta propuesta, ya que la URSS se reservaría incluso el derecho a fabricar más SS-20. En la actual ronda de negociación, que termina el 12 de octubre, no se ha hablado de techos ni de subtechos para misiles y bombarderos nucleares de alcance intermedio, aunque el principio parece aceptado.

En otras palabras, no se ha vuelto a la fórmula delpaseopor los bosques del verano de 1982, que contemplaba el no despliegue de los rápidos y certeros Pershing 2, pero, según Luns, "éste no es el problema, la URSS no ha hecho distinciones".

Un callejón sin salida

Las declaraciones públicas soviéticas no llegan a la mesa de negociación en Ginebra. Así, la aparente definición de la zona europea de aplicación -que tendría como extremo oriental el paralelo 80º, a unos 600 kilómetros al este de los Urales- ha venido de fuentes soviéticas fuera de Ginebra. En todo lo demás, la negociación está en un callejón sin salida, ya que la URS S no ha dado un solo paso en los tres principios básicos planteados por la OTAN: reconocer la supuesta legitimidad de ladoble decisión de la OTAN de 1979, dado que los SS-20 plantean un nuevo tipo de amenaza; excluir, los sistemas franceses y británicos de la negociación, dado que París y Londres los consideran "estratégicos", y no dejar a la URSS una mano libre en Asia.

Si el Kremlin acepta estos principios, EE UU tiene en cartera una fórmula: igualdad en Europa en cabezas de alcance intermedio, congelar el número de SS-20 (108) desplegados en Asia, aunque Washington tendría los mismos derechos, si bien ningún plan para desplegar cohetes similares en esa zona, y unos techos para los bombarderos nucleares de alcance medio.

Pero, según otro diplomático en la OTAN, "la URSS no va a poder negociar, dadas sus presiones internas. El despliegue de euromisiles que por primera vez podrán alcanzar el territorio soviético desde Europa es una crisis de Cuba al revés".

En cualquier caso, los diplomáticos occidentales están satisfechos de la cauta respuesta de Ronald Reagan al incidente surcoreano. Rogers comentó que las represalias tomadas han sido "todo lo fuertes que podían ser si uno toma en cuenta las realidades del mundo: Europa y EE UU tienen intereses diferentes, y las negociaciones sobre reducción de armamentos han de proseguir".

Al problema europeo hay que sumar la perspectiva japonesa, pues los SS-20 instalados en Asia (108 en la actualidad, según fuentes occidentales) pueden alcanzar Japón y otros países. Por algo cuando el Consejo de la OTAN se reunió el sábado pasado en Bruselas para debatir el "incidente" -expresión usada por Luns- del derribo del avión surcoreano, un representante de EE UU informó inmediatamente al embajador japonés en Bruselas del debate.

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