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Madrid, entre la distensión y la guerra fría

Se estrecha el margen para actuar impunemente

Antonio Caño

Por encima de las diferencias ideológicas y de los temores de que las palabras no se conviertan en hechos, los 35 ministros de Asuntos Exteriores que han clausurado en Madrid la reunión de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) han reconocido que el documento final aprobado después de tres años de esfuerzos supone una profundización de los acuerdos adoptados en Helsinki en 1975, cuando nació la distensión. Es cierto que cada cual da importancia a lo que más le conviene, y así, mientras el ministro soviético, Andrei Gromiko, se empeñó en destacar la convocatoria de una conferencia sobre el desarme en Europa ignorando lo demás, el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, insistió en los avances sobre el tema de los derechos humanos.Ambas superpotencias han llegado al final de la Conferencia de interesado en hablar de distensión en el peor momento de sus relaciones con Moscú, y Shultz se ha encargado en Madrid de poner las cosas en su sitio recordando que los objetivos de la CSCE están por cumplir. Para la URSS, cada nuevo acuerdo en la CSCE es un recordatorio de los compromisos sobre derechos humanos que asumió en Helsinki. El Documento de Madrid estrecha el margen en el que los Estados pueden actuar impunemente. Precisa hasta un nivel elemental los derechos de los ciudadanos de Europa. Recuerda que los hombres y las mujeres libres tienen derecho a viajar a cualquier país, a estar informados, a afiliarse a una organización sindical, a profesar la creencia religiosa que elijan. Pide una acción interestatal contra el terrorismo. Exige la búsqueda de medidas de confianza entre el Este y el Oeste para favorecer el desarme en el continente europeo. Para estudiar cada uno de estos problemas se ha fijado un calendario preciso en el que destacan las citas del próximo enero en Estocolmo (desarme), abril de 1986 en Berna (contactos humanos) y mayo de 1985 en Ottawa (derechos humanos). El Documento de Madrid no llama a todas las cosas por su nombre, pero es un testimonio escrito de cómo deberían ser unas relaciones de seguridad y cooperación entre los Estados.

A

C., Madrid

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